Karla Mendoza: sentimiento en la piel

El mundo de las artes es increíble. Es un mundo que parece un sueño y una pesadilla, es fantasía, es ilimitado, es frescura, pasión, armonía, caos.

Dentro de el, uno de sus exponentes más hermosos es el de la danza. Obviamente, en cada rincón de nuestro hermoso planeta hay personas que se dedican a ello. Es así como llegamos a conocer a Karla Mendoza.

Karla Mendoza es una de las tantas integrantes del mundo de la danza. Nació en Ciudad de México y vive en Berlín, Alemania desde 2008.

Comenzó a bailar a los 4 años de edad y ahora tiene 30, así que lleva 26 años de su vida compartidos con la danza.

 

Convirtiéndose en bailarina

Luego de hablar con Karla se evidenció que para ella la danza es un estilo de vida. Para ella no hay nada más especial que el conectar su cuerpo, mente y todos tus sentidos con la música, el movimiento y el espacio.

Karla Mendoza © Solkes

Ella tiene la oportunidad de transmitir por medio del movimiento sus sentimientos, contar una historia o transportarse a otro mundo. Le fascina que logra eso con un solo instrumento, su cuerpo.

Todos los días son un reto, una inspiración y un aprendizaje. Es una disciplina maravillosa que te prepara en muchas maneras para la vida pero no es para cualquiera.

Mendoza me aseguró que para ella, la danza siempre ha sido un lugar seguro, su desahogo, el lugar en donde puede ser mil cosas pero siempre sigo siendo ella misma, es su manera de compartir con el mundo, su mejor amigo y el peor al mismo tiempo.

Establecerse como artista ha sido un proceso que aunque se ha demorado a valido la pena.

Después de tomar la difícil decisión de dejar a su familia en México (esta decisión nunca es fácil), llego a Madrid. Tiempo después llegó a Salzburgo, Austria. Y finalmente a Berlin.

Karla Mendoza © Solkes

Pero, la historia no es tan simple como escribir tres nombres de ciudades europeas impregnadas por el arte.

Karla me comenta que llegó a Austria porque después de haber vivido un fraude en México bajo la promesa de llevarla a estudiar danza en Cuba y haber quedado emocionalmente destrozada, sus padres no perdieron la fé en ella y la impulsaron continuar con sus sueños.

Sus padres le dieron un “ultimatum” para realizar el sueño de toda su vida y bailar en el extranjero o escoger una carrera universitaria. Entonces empezó a buscar universidades, workshops y todo lo posible que estuviera relacionado con la danza.

Después de enviar todo su portafolio, Salzburgo fue la ciudad que la cautivo y al ser una ciudad mucho más pequeña que Ciudad de Mexico, sintió mucha seguridad.
Salzburgo le dio muchas oportunidades. No solo tuvo la oportunidad de estar tomando clases en el mismo lugar que grandes bailarines si no que creo amistades para toda la vida.

La ciudad le dio amistades incomparables y a su mentor de carrera y de vida en muchos momentos. Lastimosamente, el programa tuvo que acabarse de manera inesperada. Así que estando a kilómetros de distancia de casa, habiendo hecho los mejores amigos, decidió junto a ellos (sus amigos de Serbia, Zyrus e Irlanda), que buscarían algo nuevo y se irían juntos!

Así fue como llego a la escuela Carmen Roche en Madrid. La directiva de esa escuela los recibió con brazos abiertos, donde su amor por la danza contemporánea se hizo mas fuerte, más grande y la acompaña siempre.

 

Danza Contemporanea y Vertical

Karla Mendoza © Solkes

La escena de la danza esta llena de contrastes, técnicas, estilos y posibilidades. Dos de estos estilos de danza son: la danza vertical y la danza contemporánea.

La danza contemporánea aparece como una reacción a los estilos clásicos de baile, como alternativa a la técnica del ballet clásico. Es una clase de danza en la que se busca expresar una idea, un sentimiento o una emoción.

La danza contemporánea puede hablar de un concepto, proponer un ambiente o presentar movimientos con el propósito de conseguir una estética determinada, no siempre tiene que contar una historia. Busca una conexión con lo terrenal, con lo humano y sus pasiones.

La danza vertical es una modalidad de la danza aérea en la que la coreografía se representa empleando la fachada de un edificio o la pared del escenario, estando los artistas colgados de unas cuerdas.

En Mexico, la danza contemporánea se comienza a desarrollar a finales del siglo XX como resultado de la conjunción de diferentes movimientos dancísticos en el país.

Karla Mendoza © Solkes

En la década de los cincuenta, comienzan a aparecer distintas propuestas escénicas como la opera, el cancán, los bailes excéntricos, danzas mexicanas, espectáculos de variedades, etcétera.

Ambos estilos de danza abarcan el uso de distintos estilos de danza en dónde el bailarín tiene la posibilidad de expresarse de una manera más libre. En ambos se usa la creatividad y uso de los diferentes niveles.

Sin embargo, la danza vertical es una rama de la danza aérea que crea una gran ilusión en el momento en el que el suelo es sustituido por  la pared o superficie y el bailarín crea una sensación y efecto de estar volando.

Los movimientos e intérprete, gracias a la altura, son suspendidos y crean un efecto de ligereza/menos peso. La pared o superficie vertical se convierte en el suelo, lo cual causa un cambio de perspectiva tanto para el bailarín como para el espectador.

 

Karla y el mundo vertical

Su historia con la danza vertical es muy curiosa. No recuerda el año exactamente, pero cree que fue en el 2011, cuando realizó un workshop de la compañía Battle Royale de danza vertical. En ese momento se dio cuenta de lo mucho que le gustaba y especial que era.

Karla Mendoza © Solkes

En 2012 realizó una audición para el Show Palazzo en Berlín y la coreógrafa y el director del proyecto querían tenerla en el show. Nolan e pudieron dar el trabajo a causa de su pequña estatura (1.52 cm); el show es con todos los espectadores sentados.

En todo caso, a finales de 2013 recibio una llamada de Anett Simmen, la coreógrafa de la audición para Palazzo quién le preguntó si le interesaría ser parte de un proyecto de ella. Simmen había guardado su currículum y datos y no se le había olvidado de su existencia. Entonces, a principios del año 2014 se juntaron y comenzaron a trabajar en la pieza, ella, desde hace tiempo, había querido crear algo con danza vertical.

Solkes: ¿Cuando hiciste tus primeras coreografías en danza vertical, que sentiste o que sigues sientiendo?

Karla Mendoza © Solkes

Karla Mendoza: Con el tiempo poco a poco voy sintiéndome más libre cada vez que realizo una coreografía de vertical. Al principio si no he estado en constante entrenamiento siempre es difícil no solo corporalmente sino mentalmente también. Cruzar las barreras que tú indirectamente te pones influenciadas por el miedo, la altura, cambio de material de la pared o el vuelo que tienes (porque todo eso influye en lo largo de la cuerda, que tanto vuelas, momentum para realizar saltos, caída, tiempo de vuelo para las vueltas que das etc etc) siempre es un tema. Pero en cuanto uno pasa ese punto, tienes la coreografía clara y tú cuerpo se acostumbró acomodó, etc, comienzas a tener un sentimiento de libertad y ligereza maravilloso mientras vuelas. La primera vez definitivamente tuve un poco de miedo ya que mi primera coreografía fue en un SPREDERBAR en dónde fuera de los saltos, volar y caer tenía que girar mucho y eso para mí siempre ha sido un tema.

 

Enseñando Danza

Además de ser bailarina Karla enseña danza. Proceso que no es fácil. Me asegura que dedicarse a enseñar danza es como todo tipo de enseñanza, es un compromiso enorme. Uno tiene que estar preparado y dispuesto a dar el 100 % todos los días, porque estás trabajando aparte de todo con el cuerpo humano, algún error podría causar algún daño grave o accidente.

Asi mismo, para ella, la danza es una disciplina increíble y poderla compartir y transmitir es un honor.

Karla Mendoza © Solkes

Solkes: ¿Porque enseñas danza?

Karla Mendoza: Yo me dedico a dar clases de danza a niños desde el año y medio acompañados de sus padres hasta a adultos que ya sea de niños bailaron o apenas comienzan de cero. Lo más gratificante para mí es ver que los niños, papás y toda persona a la que enseño viene con gusto a mis clases y el ver todos los avances  y aprendizajes que cada uno de ellos hace así como los míos propios.

No hay nada más gratificante que ver correr a un niño desde la puerta de la escuela gritando mi nombre y emocionado por llegar a bailar al igual que a mí propia hija queriendo acompañarme a bailar.

Durante la semana, tiene varias actividades, mantiene un ritmo ajetreado. Karla puede dar alrededor de 13 clases en una semana normal, entrena dos días fijos de 4 horas en Potsdam con la compañía VoLA Stageart. Pero, si hay un proyecto pues entrena más veces u horas a la semana. Además, entrena un día por si misma y si en la semana se presenta alguna posibilidad de hacer un workshop o clase extra y logra organizar horarios, vida personal y todo trata de asistir.

Como profesora de danza esta en dos lugares fijos en Berlin. Uno de ellos es en Charlottenburg “Ballettschule Carola Vogl” y en Prenzlauer berg en un lugar pequeño llamado “Wunderhaus” y da una o dos veces a la semana clases de danza en una Kita.

Karla Mendoza © Solkes

Para las clases que da planea que pasos nuevos o coreografías quiere comenzar a montar, y dependiendo de estos es el desglose de cada clase así que con base en eso desarrolla sus clases.

Según ella, en el ámbito profesional hay muchas personas que la inspiran y motivan. Hay tantos bailarines profesionales que han sido una inspiración durante toda su vida y gracias a su existencia y ejemplo es que me encuentro haciendo lo que hago.

Personalmente sus padres siempre han sido la más grande inspiración, ambos muy trabajadores y sobre todo siempre luchando por que cada uno de sus hermanos o ella mantuvieran su ser, siguiendo sus sueños y metas sin juzgar o detener su desarrollo y siempre siempre apoyando cada uno de los pasos que ha dado.

La razón por la cual enseña danza es porque le gusta transmitir y compartir lo que la danza la hace sentir y sobre todo lo que le ha enseñado en cada uno de los momentos de su vida.
La danza no es solo movimiento, es una forma de expresión, es una disciplina, es coordinación, es musicalidad, es aprender a compartir, luchar, trabajar en equipo y muchas muchas cosas más. Es toda una enseñanza y al dar clases se siente premiada y orgullosa de poder compartir esto con otras personas.

 

 

La evoluvion

Como era de esperarse, Karla debia evolucionar como artista y personalmente. Y, exactamente eso fue lo que paso. Con el paso del tiempo ella se convirtió en madre. Y, al mundo llego Tamara.

Solkes: ¿Es difícil compaginar la danza con la maternidad?

Karla Mendoza: Es una pregunta con la cual entro un poco también en conflicto constantemente cuando en los medios sociales veo, a mis ídolos en la danza o ejemplos a seguir manejándolo tan “sencillo”. Es difícil no compararse y más hoy en día con todo el input que uno recibe por medio de los medios sociales. La inversión de tiempo en ensayos, clases y preparación de todo ello es, cuando eres mamá, menos tiempo con tu(s) hijo(s) y eso lo hace difícil cuando te das cuenta de que tan rápido pasa el tiempo y las cosas que llegas a perderte por ello.

Karla se considera una mujer fuerte, independiente y energética, pero antes de tener a Tamara se lo imaginó todo más sencillo.

Tiene la fortuna de al ser independiente, de poder organizar sus horarios de la mejor manera posible, pero aún así se acaban sacrificando una unas cosas por otras.

Así mismo, su hija, Tamara es un compañera ideal ya que acompaña a su madre en ensayos, clases, entrenamientos y hasta workshops.

 

El poder de los sentimientos

Karla considera que el arte muy importante porque es, en cualquiera de sus ramas, una forma de expresión y creatividad maravillosa. El arte permite que se desarrolle una sensibilidad y visión que no es fácil desarrollar por otro lado.

Solkes: ¿Que es lo más difícil de dedicarse a la danza?

Karla Mendoza: Así como cada persona ve las cosas de diferente manera, dentro de la danza cada quién la vive diferente.
Personalmente, las cosas que yo consideraría más difícil serían la constante presión por alcanzar la perfección, la lucha con el físico (estético y general hablando de fuerza elasticidad, etc ) la frustración, competencia, y el tomar la decisión de dejar tu vida personal en segundo plano en muchos momentos por la disciplina. En mi caso por ejemplo, a los 18 años dejar México y mi familia por alcanzar mis sueños y metas.

Lo que más desea lograr es poder seguir transmitiendo el amor a la danza, ya sea como hobby, profesión, vocación o como manera de mantenerse activo.

Karla Mendoza © Solkes

Karla quiere seguir compartiendo esa felicidad y gusto por bailar, dentro de un estudio de danza así como en escenario.

Me falta mucho por hacer definitivamente pero una de mis mayores metas es que pase lo que pase nunca pierda su conexión con la danza, seguir enseñando, estar en escenario, atrás o frente a el.

Lo que le encanta es que en el momento en el que la música o los movimientos comienzan, da igual que pase alrededor o dentro de ella, todo se convierte en danza. Un sentimiento de honor la invade al pensar que se dedica a su gran pasión, a lo que ama.

Son muchos los sentimientos que ella siente al bailar. Todos en conjunto: felicidad, nervios, orgullo, amor. Pero, la verdad más pura es que Karla Mendoza es mujer, latina, bailarina, ciudadana del mundo y madre. Su corazón se llena al ver a su hija, su alma respira al dejar que su cuerpo hable por ella. Karla Mendoza lleva el sentimiento en la piel.

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