En las calles de Cartagena de Indias hay miles de historias que nos remontan al pasado.
El encanto de la ciudad
El encanto de esta ciudad ha hecho que sea uno de los principales lugares turísticos de América. Cada detalle está atestado de sucesos y acontecimientos que quedaron tallados en las coloridas paredes, balcones y espacios de La Ciudad Amurallada.
Uno de los puntos más visitados en el Corralito de Piedra, es el Portal de los Dulces, una plaza muy empalagosa que oculta una triste tradición.
Día a día pasan por sus calles visitantes y turistas que ignoran que esta parte tan llena de color, alegría y danza haya sido el escenario de rutinas tan tristes y desgarradoras como la trata de esclavos, todo lo cual conduce a remontarnos un poco más al pasado de los hechos.
Este portal, que tiene una vista espectacular de la Torre del Reloj. No siempre fue llamado así, acontece además que en la época colonial era conocido como el Portal del Juez, llamado así porque ahí se hospedó el juez que tomaría juramento al sucesor de Pedro de Heredia.
Aunque, rápidamente por su estratégica ubicación en el mar Caribe, con su clima caluroso, miles de esclavos llegaban allí para ser vendidos, eran los esclavos más pedidos y mejor pagados por diferentes países y regiones de Europa. Bajo esta perspectiva adquirió no sólo el nombre del Portal de los Esclavos, sino que marcó la memoria histórica de los negros de la Heroica.
El portal de los dulces
Aquí cabe hacer una concesión, cuando terminó la explotación de los negros a principios del siglo XX, empezó a llamarse Portal de Los Dulces.
Jorge Sandoval, arquitecto y director de la fototeca, cuenta que sobre las arcadas colgaban cortinas ondulantes que creaban un clima propicio, fresco, sereno, para quienes esperaban los buses que demoraban en llenarse.
Sus tripulantes, entre tanto, disfrutaban de los dulces de las abuelas y matronas que fueron legando las recetas secretas de la preparación del cocó, ajonjolí, papaya y tamarindo.
Una nueva tradición
Detrás de las crónicas que relatan el despojo y rompimiento de familias negras de esa época, hoy se escribe una nueva tradición.
Una tradición que pretende con el dulce suavizar el dolor de las madres, hermanas, esposas, tías y abuelas que perdieron a los mejores hombres de su familia.
Creo haber sugerido antes que, definitivamente, por sus ricos pasteles, bizcochos, chocolates mezclados con coco, con guayaba, con patacón, con mil ingredientes exóticos, en medio de los coches y las danzas típicas.
Este es un paraje obligatorio para todos aquellos apasionados de la historia y la fotografía porque a través de las imágenes capturadas pretenden marcar nuevos tiempos y el rompimiento de patrones y conductas que han marginado al hombre.