Cada par de años mi familia se mudaba, asi crecí yo. Debo decir que fue muy enriquecedor pero al mismo tiempo fue extremadamente difícil. Simplemente significaba comenzar una nueva vida cada vez. Así que, el cambio fue definitivamente una parte de mi vida y no fue fácil.
Pero, nos guste o no, somos una cultura que está cambiando constantemente. Como he aprendido a través de mi experiencia y la experiencia de la gente que me rodea, el cambio es una de los conceptos que más asusta a la gente.
Es una transformación, una alteración. Pero, incluso si a la gente no le gusta, el cambio sucede a nuestro alrededor y todo el tiempo.
La mayoría de las personas disfrutan del sentimiento de estabilidad. Y, el goce de la seguridad es destruido por el cambio. Por lo tanto, el cambio puede generar varias emociones, incluyendo tristeza, miedo e ira.
Desde muy jóvenes, nos introducen al cambio. Algunas personas encuentran cambio más a menudo que otros y en un cierto momento de nuestras vidas hacemos nuestras propias conclusiones sobre el tema.
Una de las mayores barreras es que no planeamos con retrocesos o percances. Planeamos hacer cambios, pero raramente planeamos problemas en el camino. Y, entonces nos vemos en la necesidad de hacer ajustes. Esto puede perturbar aún más las cosas.
En muchas oportunidades el cambio es algo que está planeado. Pero, lo más seguro es que el cambio sucede de manera repentina.
La mayoría del tiempo los cambios son inesperados, rápidos y perturban nuestro equilibrio de las cosas. Llega como una ola y nos da la oportunidad de ver situaciones de disfintas maneras. Pero, aceptar esto no resulta fácil.
Hay todo tipo de cambios: la pérdida de un trabajo, la pérdida de un ser querido, una nueva relación, un viaje, entre otros.
Todos los nuevos momentos generan una “perturbación” en nuestra vida cotidiana. El hecho es que cuando no se puede prever, nuestro sentimiento de seguridad también se esfuma. Debido a esto, nuestros instintos de supervivencia comienzan a florecer.
De esta manera, el cambio puede desencadenar nuestros instintos de supervivencia más básicos, e incluso cuando la supervivencia física no es un problema, puede sentirse como si fuera cuando las cosas cambian.
También es importante llorar y seguir adelante cuando se produce un cambio no deseado. Casi todos los cambios no deseados traen consigo una sensación de pérdida y un ansioso deseo de volver a la forma en que las cosas estaban.
La verdad del asunto es que la gente cambia todos los días. El cambio es inevitable. No es posible detenerlo. Entonces, al saber que es inevitable, lo mejor es aceptarlo.
Aprendí que el cambio significa dejar ir casi todo. Podríamos estar dejando atrás amigos, planes o hábitos. En algunos casos podemos sentir que estamos perdiendo algo. Es por eso que necesitamos tiempo para reflexionar, sanar y conectarse. También aprendí que el cambio conlleva un potpurri emocional. Algunas veces esta todo mezcaldo y en otros momentos viene a cuenta gotas. lo importante es aceptar nuestras emociones para poder reaccionar al proceso. Lo mejor que se puede hacer es aceptar nuestras emociones cuando aparecen.