Con el 2019 haciendo presencia, en las agendas de todo el mundo se lee “propósitos de año nuevo”. Las personas tienen los ojos puestos hacia adelante y no hay nada de malo en eso, todos queremos guiar exitosamente nuestro barco. Sin embargo, para guiar este barco es necesario saber hacia donde nos arrastran las aguas, y para saberlo, lo más adecuado es mirar hacia el pasado.
Navegamos en aguas tóxicas
El mundo del siglo XXI está interconectado gracias a la conocida globalización, y con las redes sociales y las noticias a la cabeza del interés mundial, las palabras en nuestros medios se han convertido en el agua del río; son una oportunidad para un “psicoanálisis” mundial y cultural: nos dicen hacia dónde vamos y qué pensamos. Y al parecer, navegamos en aguas tóxicas.
Sí, tóxico, esa es la palabra del ya pasado 2018. Fue elegida por el diccionario de Oxford gracias a que registró un incremento del 45% en su número de búsquedas en línea con respecto a los años anteriores. Según este mismo diccionario, el adjetivo “tóxico” significa “venenoso”, “desagradable” o “perjudicial”.
Ahora bien, ¿por qué se escoge la palabra del año? Esta palabra se evalúa para determinar el ethos (o el estado de ánimo y preocupaciones) de ese año. Según Oxford, el término escogido arrastra consigo implicaciones culturales importantes para el año venidero.
Como es natural, al inicio tóxico estaba siendo utilizado mayormente para describir algo literalmente venenoso (más que nada en temas ambientales) pero pronto, y gracias a la amplitud de términos que se acoplan fácilmente a este adjetivo, la palabra tóxico comenzó a utilizarse en temas que abarcan desde relaciones humanas, política e incluso, Tide pods.
Cuáles se robaron los medios
Ahora, echemos un vistazo a cuáles fueron los términos que, acompañando a la palabra tóxico, se robaron los medios.
Masculinidad tóxica. Este fue uno de los conceptos más importantes del año 2019 y, de acuerdo a Wikipedia, la masculinidad toxica se refiere a “las actitudes socialmente construidas que describen el papel del género masculino como violento, no emocional, y sexualmente agresivo.”
Dichas actitudes son en gran parte, las causantes hoy en día de delitos como el acoso, la violación o el machismo socialmente aceptado, así como también del común miedo a la expresión y la vulnerabilidad que hoy en día perjudica a tantos hombres. No solo las mujeres la tenemos dificil.
Acompañado de otras palabras como feminismo (palabra del 2017), patriarcado, libertad y revolución, masculinidad tóxica se une a los muchos movimientos socio culturales de los que el mundo entero ha sido testigo.
En relación con lo anterior, en enero de 2019, la mundialmente reconocida marca de hojas de afeitar Gillette, lanzó su comercial “nosotros creemos”, en el que denuncia precisamente las actitudes asociadas a este concepto.
Actualmente, el video se ha hecho viral y causa furor en todo el mundo. Y aunque muchos lo consideran un hit, el comercial ha visto la cara mala, contando con más de 250.000 “pulgares abajo” en Youtube poco tiempo después de ser publicado.
Las reacciones
Los expertos creen que esta fuerte reacción se debe a que el anuncio es un cambio de la forma en la que Gillette se promocionaba anteriormente y eso ha sorprendido a la gente. Para muchos, esto fue algo así como una ofensa en la que Gillette les decía que la masculinidad es sinónimo de ser frágil (y ellos se ofendieron), cuando en realidad se trata de un mensaje moderno referente a la libertad de expresión y a la responsabilidad social.
Otro término de connotación social que dominó este año es relación tóxica. Lo interesante de este concepto es que no se limita a una relación amorosa, si no que se extiende a las relaciones familiares, entre amigos e incluso laborales.
Relación tóxica y masculinidad tóxica, hacen parte de las motivaciones de muchos de los movimientos sociales que hoy en día se toman las redes con hashtags y las calles con protestas. Además, resulta sencillo ver su correlación. Cada vez vemos menos tolerancia hacia los abusos, el acoso o los estereotipos aplicados a ambos sexos del patriarcado.
Así, parece que nuestra sociedad se encamina cada vez más hacia el respeto, la igualdad, la diversificación y la sensibilización. Toda una mirada introspectiva.
Por último, hagamos referencia a lo que no puede faltar cuando en términos de toxicidad se habla: el medio ambiente. El adjetivo tóxico acompañó de manera sustancial a las siguientes palabras: gas, químico, sustancia, ambiente, desechos, algas y aire. De todas ellas siendo químico la más listada como acompañante de tóxico, según el diccionario de Oxford.
Y aunque parezcan muchos casos, en general son todos uno solo (más o menos): los químicos tóxicos generan sustancias tóxicas y estas por su parte desechos tóxicos que una vez quemados generan gases tóxicos y aire tóxico… tóxicamente hablando, no es una sorpresa que el desenlace de esa cadena sea un ambiente totalmente nocivo y mil preocupaciones para nuestra salud.
Pero se ha tomado acción, en India, por ejemplo, se han impuesto sanciones a las compañías que producen exceso de desechos tóxicos. Y al otro lado del mundo, los Estados Unidos está tratando de combatir con diversas políticas el esparcimiento de sustancias tóxicas (en especial con el auge de los huracanes).
Final devastador
Como dijimos antes, los impactos de dichas sustancias no solo hacen de las suyas en nuestra salud, sino también en nuestros ecosistemas. Tal fue el caso del desastre de algas tóxicas en Florida. En el rio Okeechobee, el agua ha dejado de ser liquida y se ha convertido en slime. Si, slime.
Parece ser que los fertilizantes usados para fines agriculturales se filtraron a los ríos causando un crecimiento alarmante de las algas en el agua. Como no se pudieron disolver los elevados contenidos de la mucosa, esta se liberó en el mar. El impacto fue devastador. Cual mancha de petróleo, el slime floridiano se encargó tanto de tapar grifos en Florida como de asfixiar delfines. Un impacto tanto social, ambiental y económico (los turistas no quieren ver delfines asfixiados).
Dejando todo dicho, resulta imposible taparse los ojos frente a la importancia de la palabra tóxico. Y por su amplia gama de usos, seria lastimoso que este adjetivo pierda la verdadera gravedad de su significación y empiece a tomarse a la ligera. Tomando desde estereotipos sociales hasta desastres ambientales, la palabra del 2018 tóxico, se perfila como el presagio del 2019.