Debo decirlo, todos hemos oído hablar sobre el turismo extremo. Es básicamente, estar en una situación limite, ya sea saltar de un puente, de una roca, nadar con tiburones, etc. Ahora bien, esa era la concepción típica de turismo extremo y el nuevo concepto es bastante diferente.
Buscando algo diferente
Ejemplo perfecto es el de quedarse y hacer parte de una prisión en una antigua república soviética. La idea de este plan es quedarse a dormir en la cárcel y ser cuidado como un prisionero real.
Esto es una estadía extrema en toda regla y la verdad es que no es un juego de niños. Este es el ambiente que ofrece la prisión Karosta en Letonia. Muy a las afueras de la realidad actual, lejos de la luces citadinas, las organizaciones de derechos humanos uno puede tener la oportunidad, así sea por unas horas, de ser un recluso.
Eso si acá, no es posible viajar con menores de edad, unicamente se permiten personas que firmen una declaración en las que se acceptan las condiciones extremas. Pero, si lo suyo no es tan hard core pues es posible pagar por estar durante una joranda entera tras las rejas.
La historia
El Hotel cárcel se encuentra en la localidad costera del báltico llamada Liepaja y está en un fuerte que custodiaba este estratégico puerto del Báltico. Funcionó desde la época zarista hasta que en 1997 se propuso reciclarla y darle un propósito turístico, advirtiéndole a los usuarios que el edificio fue concebido para “romper la vida de la gente y su libertad”.
Durante los años de funcionamiento, la vida en este cárcel no fue ningún paraíso. Fueron muchas las personas que pagaron condenas, sufrieron y murieron entre sus paredes. Y, todo esto psoiblemente en regimenes distintos: soviético, el nazi o el letón. Por ejemplo, en el caso nazi, durante la II Guerra Mundial, Hitler enviaba allí a las personas condenadas a muerte por desertar y Karostas era su destino final y el lugar elegido para ejecutarlos.
Entre las “comodidades” que ofrece el hotel-carcel se encuentran sus camastros de hierro, comida de cárcel, sólo agua fría para bañarse, interrogatorios, caminatas nocturnas, gritos a cualquier hora, flexiones, la limpieza de los baños y castigos en caso de no cumplir con las órdenes.
Hay que decirlo: este es un espectáculo de realidad histórica. Esta obviamente, basado en situaciones reales, situaciones que seguramente vivieron entre esos corredores y que no siempre tuvieron un final feliz. El propósito y la esencia del show es dar a cada participante la oportunidad de vivir el papel de un preso y aprender acerca de los hechos más interesantes e impactantes de la historia de la prisión.
Es un hotel no un museo
Para los que aun no lo han entendido, esto es un hotel no un museo. Aquí verás una prisión que no ha experimentado un cambio casi desde los tiempos zaristas, usted aprenderá acerca de cómo sobrevivían los detenidos, como se siente un prisionero en su celda.
Una de las opciones es la de descansar en la cantina de la cárcel y comprar recuerdos auténticos del puerto naval de la era soviética. Como parte del tour, usted tendrá la oportunidad de ver un documental de 16 minutos hablando acerca de la construcción y de la historia del Puerto Naval. Tours empiezan de las diez a las cinco horas.
Los cuartos son celdas que han mantenido como en la segunda guerra mundial. Hay camastros de hierro, por supuesto sin calefacción ni agua caliente, y los manjares que te ofrecen para sentirte un conspirador del Stalinismo son sus potajes y potingues. El precio para dormir bajo estas condiciones es de 11,50€.
Pero, como hay gente que siempre queda con ganas de más, existe la opción detener una noche más intensa: EXTREME NIGHT. Eso si, para vivirla es necesario firmar un acuerdo en que te sometes a las reglas del juego que consisten en que a partir de cruzar la puerta te conviertes en un PRISIONERO.
Como tal, seras suceptible a aceptar las órdenes “abusivas” que te den. Su desobediencia puede estar penada con ejercicios físicos duros o limpieza de retretes, incluso con la expulsión del Centro. Este juego cuesta 18€.
La conclusión
En todo caso, estar en este hotel – cárcel ofrece una experiencia única. Quien se hubiera imaginado que Leipaja ofrecería al mundo esta experiencia extrema. Bueno, como dicen es España: para gustos los colores.
Por eso se que hay personas que este plan, el de estar en un hotel cárcel, les encantara. Al final de la gira, usted será capaz de convertirse en trajes militares de diferentes edades y sacar unas fotos. A mi me da estrés, simplemente es: demasiado estrés para unas vacaciones.