Raíces

¿Por qué siempre hablamos de nuestras raíces? ¿Qué significa esto? La gente siempre dice: ¡nunca olvides tus raíces!

La verdad es que hay muchas frases que nos recuerdan la conexión que supuestamente tenemos con nuestras raíces.  Las raíces evocan claramente la idea de que venimos de alguna parte y que nunca debemos olvidarlas.

Pero aunque la idea es bastante simple, la idea de que nuestras raíces son las que nos han hecho ser lo que somos, no es en absoluto tan sencilla como se nos hace creer.

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Para mí, “raíces” significa los valores, los principios y la espiritualidad básica que me hacen ser quien soy.

Pero, como yo no nací sabiendo toda la información en el mundo decidí que buscaría la definición de esta palabra para poder entender un poco más sober ella. Entonces, según la RAE, esto es lo que nos ofrece.

Raíz: Parte de una cosa, de la cual, quedando oculta, procede lo que está manifiesto.  Causa u origen de algo.

Tener raíces Dicho de una persona: Ofrecer resistencia para desprenderse de algo.

Echar raíces: Fijarse, establecerse en un lugar.  Dicho especialmente de una pasión: Afirmarse o arraigarse.

Después de conocer la definición entendí, o quiero hacerlo, que entre más comprendamos nuestra faceta espiritual, más posibilidades tendremos de encontrar la paz interior.

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Siento realmente que nuestras primeras raíces están en la familia, en la que nacemos y en la que después formamos, sea de una forma o de otra y aunque sea imperfecta.

De ahí, la trascendencia de los recuerdos vividos y creados a partir de pequeños detalles, de las enseñanzas aprendidas a fuerza de repetir el mensaje, de lo observado en el comportamiento de nuestros referentes, de los consejos ofrecidos desde el amor y la experiencia.

Se nos dice constantemente que no somos nada sin nuestras raíces. ¿Es eso cierto?

Así que, al pensar en los árboles, inmediatamente pensé en el tema sobre las raíces. Sin duda, es la imagen perfecta.

Analicémoslo un poco: cada árbol es diferente, con raíces individuales. Cada árbol crece a su manera, con su forma individual. Ningún otro árbol comparte sus raíces. Un árbol no puede olvidar nunca sus raíces.

Pero, un árbol tiene que crecer más allá de sus raíces de la misma manera que nosotros tenemos que crecer más allá de nuestros zapatos de bebé.

Además, las raíces no son lo único que hace que un árbol sea lo que es. Me explico, están las hojas, las ramas, el suelo, la lluvia y el viento y no hay que olvidar a los animales e insectos que fertilizan y airean el suelo y protegen al árbol manteniendo a raya las plagas.

La idea de que tenemos que volver a nuestra pasta para convertirnos en quienes queremos ser es falsa (opinión personal).

Pero, hay hechos que no se pueden cambiar.

1. Las raíces impactan en tu pasado porque nos ayudan a entender de dónde venimos y cómo nos desarrollamos hasta convertirnos en la persona que somos ahora.
2. Las raíces afectan a tu vida actual porque nos ayudan a recordar lo que es valioso.
3. Las raíces afectan a tu futuro porque nos ayudan a determinar qué camino tomar para conseguir los resultados deseados y evitar repetir los errores.

Nos dicen continuamente que hay que volver a las raíces de cada persona y pueblo, que debemos “recuperar”,  nunca olvidar. Pero, seamos muy honestos, digamos las cosas como son: hay momentos en los que es mejor no recuperar nada, no regresar y tratar de olvidar.

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Volver a nuestras raíces permite, en muchas oportunidades aunque no en todas, comprender.  Nos permite aprender y entender mejor nuestra herencia y de dónde venimos. A veces acelera la curación porque es difícil sanar el dolor que no reconocemos. También proporciona un contexto.

Volver a nuestras raíces nos ayuda a reconciliarnos. A veces los rencores han existido durante generaciones, acumulando amargura, resentimiento y provocando una separación física o emocional de los demás.

Sin duda nos da la oportunidad de aprender y crecer. Nos permite apreciar lo familiar y nos hace sentirnos arraigados.

Resulta fundamental que entendamos que como colectividad nos preocupemos por entender quiénes somos. Y, obviamente  de dónde venimos, para poder construir y poder participar en un intercambio cultural.

También hay entre todos nosotros una especie de interés por conectarnos con nuestras raíces y promover una comunión con nuestra identidad cultural.

En definitiva, volver a las raíces es ir caminando por una senda conjunta, no siempre recta y bien indicada, porque así se quiere y porque nos hace sentir mejor, nos aporta valores, sensaciones, emociones y sentimientos de los buenos.

De alguna manera, las raíces son nuestros cimientos. Pero la realidad es que las raíces están enredadas. Encontrar nuestras raíces y tratar de desenredarlas es una tarea inútil, si no imposible. Si quieres hacer algo realmente asombroso y admirable, entonces ramifícate y pasa página y haz lo que es a la vez tremendamente inesperado y absolutamente necesario: cultiva el enredo.

Traducción Por: Solkes

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