Fundación Renacer: atención víctimas de trata en Colombia

La trata y explotación sexual infantil es una problemática grave y persistente en Colombia, que afecta a miles de niños, niñas y adolescentes. Esta realidad, a menudo silenciada, requiere ser visibilizada, comprendida y combatida con urgencia. Diversas organizaciones en el país se dedican a la atención a víctimas de trata, brindando apoyo integral a quienes han sido vulnerados y luchando por prevenir nuevos casos.

Para entender mejor cómo se enfrenta este delito, entrevistamos a la Fundación Renacer, una organización pionera en la defensa y protección de las víctimas. Fundación Renacer trabaja en Colombia en la atención a víctimas de trata. Su misión incluye prevención, apoyo psicológico y social. Además, realiza campañas en comunidades vulnerables para proteger a quienes están en riesgo.

La realidad de las víctimas de trata en Colombia

La atención a víctimas de trata en Colombia enfrenta una realidad que persiste en las sombras. La trata se alimenta de la pobreza estructural, las desigualdades sociales, el conflicto armado y las dinámicas migratorias. Este fenómeno muta y se camufla. Afecta sobre todo a niñas, adolescentes y mujeres, quienes son las más vulnerables.

Tarun Savvy for Unsplash © Solkes

Debemos hacer un paréntesis para enfatizar que el conflicto armado colombiano es una guerra que se desarrolla en Colombia desde la década de 1960 y que se extiende hasta la actualidad. Los principales actores de dicho conflicto son: el Estado colombiano, las guerrillas de extrema izquierda y los grupos paramilitares de extrema derecha. A estos se han sumado los carteles del narcotráfico, las llamadas bandas criminales y los grupos armados organizados.

Continuando con la problemática de la trata de personas, en los últimos meses las cifras muestran un panorama preocupante.

Según la Defensoría del Pueblo, en el primer semestre de 2024 se reportaron 191 casos de trata de personas. El 76,5 % de esos casos tenía como finalidad la explotación sexual. En comparación con el mismo periodo de 2023, hubo un aumento del 139 % en denuncias.

Pero la situación va más allá de esos números.

Durante 2024, la Defensoría acompañó directamente más de 150 casos. Más del 80 % de las víctimas eran niñas, adolescentes o mujeres adultas.

En Antioquia, la violencia sexual contra menores creció alarmantemente. En 18 meses se registraron 617 denuncias por explotación sexual infantil. De ellas, 480 ocurrieron solo en 2023.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) también ha lanzado alertas.

Solo en enero de 2025 se reportaron 1.072 casos de abuso sexual infantil. Esto equivale a un promedio de 35 niños agredidos por día. Entre enero y marzo de ese año, se abrieron 4.375 procesos administrativos para restablecer derechos. El 85 % de los casos afectaban a niñas.

Estos datos muestran una herida abierta y una deuda con la justicia.

Es importante tener en centa que desde el 2013, el Ministerio del Interior lleva registro de los lugares de origen y destino de las víctimas, y en los informes de su Observatorio del Delito Trata de Personas se encuentra la siguiente información:

Caleb Woods for Unsplash © Solkes

En su mayoría (trata externa), las víctimas captadas con fines de explotación fuera del territorio nacional provienen de Antioquia, el Eje Cafetero, Bogotá, Valle del Cauca  y refugiados y migrantes que están en Colombia. Si bien existen registros de que estas víctimas son trasladadas y explotadas en 52 países distintos, el destino más reportado es China, seguido de México, España, Argentina y Ecuador.

Así mismo, en los casos de trata interna, la mayoría de las víctimas provienen de Antioquia y Bogotá y son explotadas, sobre todo, dentro de la capital de Colombia.

En cuanto a los extranjeros, las cifras reportan 21 víctimas de trata de personas, quienes son captadas y explotadas dentro del país, especialmente en Bogotá.

Entre 2019 y 2022 se registraron 768 casos de trata en Colombia. Pero solo 346 personas fueron procesadas. Más preocupante aún: hubo menos de 50 condenas en total. En 2019, 28 condenas; en 2021, solo 9; y en 2020 y 2022, menos de cinco condenas por año.

Estas cifras no son solo números. Son historias de dolor y supervivencia. Muchas veces también son historias de silencio.

Son un llamado urgente a actuar, visibilizar y acompañar. Detrás de cada dato hay una vida marcada por la violencia. Pero también hay esperanza y posibilidad de sanar.

Una problemática estructural

La trata de personas en Colombia es una realidad compleja y persistente. Afecta especialmente a los sectores más vulnerables.

Esta problemática está ligada a factores estructurales como la pobreza, la desigualdad social, el conflicto armado y la migración forzada. Estas condiciones crean un terreno fértil para redes criminales. Ellas explotan a mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Daniela is a Venezuelan mother migrating to Chile to give her daughter a better future. They left Venezuela on foot, joining many other migrants who move each day on foot because they cannot afford a plane or bus ticket.
IOM/Gema Cortes © Solkes

La explotación sexual infantil es una de las formas más comunes de trata en Colombia. Ocurre en zonas urbanas y rurales. Esta situación se sostiene por la impunidad, la demanda constante y estructuras de poder que invisibilizan a las víctimas.

Existen otras modalidades de trata. Por ejemplo, el trabajo forzado, sobre todo en agricultura y minería ilegal. También la mendicidad ajena, el uso de menores en delitos y los matrimonios forzados. Estos últimos son frecuentes en regiones rurales o fronterizas.

El desplazamiento interno por el conflicto armado incrementa la vulnerabilidad. Muchas comunidades se vuelven blanco fácil para redes criminales. Estas redes ofrecen falsas promesas de empleo o protección. Además, la migración irregular, tanto de colombianos como de personas de países vecinos, especialmente Venezuela, agrava la situación.

Y, los refuguado y migrante Venezolando juegan un papel crucial. Migración Colombia, reportó en sus cifras oficiales que en el país se registran 1.731.017 ciudadanos venezolanos, coviertiendo a Colombia en el país con mayor recepción de personas de esta nacionalidad en el mundo.

A Venezuelan migrant was promised a decent job in Curacao, but after her arrival, she was forced to work locked up in a house.
IOM/Gema Cortes © Solkes

El tema es que, esta es una situación muy conveniente para las redes de trata de personas, pues las dificultades que presenta esta población en cuanto acceso a la salud, educación y empleo hacen que su vulnerabilidad sea aún más alta.

Colombia cumple un triple rol en la trata: país de origen, tránsito y destino. Muchas víctimas son explotadas dentro del país. Otras son trasladadas a México, Estados Unidos, España, Ecuador y países del Caribe. Dentro del país, los flujos de trata se concentran en zonas turísticas y urbanas.

Aunque Colombia tiene un marco legal robusto y planes nacionales, los retos persisten. Hay baja judicialización y poca capacitación de funcionarios. La atención víctimas trata sigue siendo deficiente, especialmente en zonas rurales y de frontera, donde escasean los recursos y el acompañamiento psicosocial.

Un problema crítico es la invisibilidad de las víctimas. Muchas no se reconocen como tales. O temen denunciar por miedo, estigmatización o desconocimiento de sus derechos. Esto perpetúa la explotación y la impunidad.

Por eso, la prevención y atención integral a víctimas de trata de personas en Colombia es urgente. Se necesita una estrategia integral. Esta debe articular prevención, protección, acceso a la justicia y cooperación internacional. También es clave una transformación cultural que rechace todas las formas de explotación humana.

La Fundación Renacer: trabajo y compromiso

En medio de este complejo panorama, la Fundación Renacer se ha consolidado como una de las organizaciones clave en la lucha contra la trata infantil y la explotación sexual comercial. Desde hace más de dos décadas, trabaja incansablemente para proteger a niños, niñas y adolescentes víctimas de estas violencias.

La fundación nació como respuesta a una problemática creciente, impulsada por profesionales y activistas que creían firmemente en la posibilidad de transformar vidas a través de un trabajo comprometido, ético y sostenido.

Su enfoque integral abarca la prevención, atención directa y creación de espacios seguros para la recuperación física y emocional de las víctimas. A lo largo de los años, ha logrado avances significativos, entre ellos la creación de centros especializados, campañas educativas y alianzas con entidades nacionales e internacionales.

La misión de la Fundación Renacer es proteger y garantizar los derechos de las víctimas de trata y explotación sexual mediante programas de prevención, atención integral, rehabilitación y reinserción social.

Entre sus objetivos destacan el fortalecimiento de la respuesta institucional, la sensibilización de la sociedad, la incidencia en políticas públicas y el acompañamiento en los procesos de reparación y empoderamiento de las víctimas.

Prevención con sentido comunitario

En medio de las múltiples estrategias para enfrentar la trata y la explotación sexual comercial infantil en Colombia, La Muralla Soy Yo emerge como una iniciativa emblemática liderada por la Fundación Renacer.

Este proyecto nació en Cartagena en 2006, una ciudad donde el turismo y la desigualdad se cruzan generando escenarios de alto riesgo para niños, niñas y adolescentes. La propuesta es clara: construir entornos protectores que involucren a todos los actores sociales —Estado, empresas, ciudadanía y comunidades— para prevenir la explotación desde la raíz.

Engin Akyurt for Unsplash © Solkes

No se trata solo de reaccionar ante el daño, sino de transformar colectivamente los contextos que permiten que ocurra.

Laura Viera Abadía: ¿Cómo ha evolucionado el trabajo de la fundación desde su creación frente a la problemática de la trata y la explotación sexual comercial infantil?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Hemos ido creciendo como organización. Empezamos en Bogotá, luego nos expandimos a Cartagena, intentamos trabajar en Barranquilla, pero allí, por decisiones políticas de los alcaldes, el programa no pudo continuar y tuvimos que cerrar. Actualmente estamos presentes en La Guajira con atención a niños y niñas víctimas de explotación sexual.

Desde 2006, uno de los proyectos emblemáticos de la fundación ha sido “La Muralla Soy Yo”, desarrollado en Cartagena, una ciudad con altos índices de turismo sexual infantil. El proyecto busca construir entornos protectores a través de la articulación entre el Estado, el sector privado, la sociedad civil y las comunidades locales.

Laura Viera Abadía: Cuéntame un poco más sobre La Muralla Soy Yo.

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Este trabajo de entornos protectores lo hemos replicado en otras regiones: Santa Marta, Barranquilla, Norte de Santander… incluso estuvimos en Arauca, en la frontera con Venezuela. Es uno de nuestros enfoques más importantes hoy. Por un lado, porque los gobiernos no están invirtiendo en atención especializada, aunque sigue siendo necesaria. Nosotros seguimos insistiendo en que debe ser una prioridad.

Nos dimos cuenta de que no bastaba con atender a las víctimas, que son el eslabón final de la cadena. Había que intervenir toda la estructura de explotación, incluyendo la demanda y los intermediarios, como algunas empresas turísticas. – Nelson Rivera.-

La fundación también ha incorporado una perspectiva de género en sus programas, incluyendo la creación de una casa segura para mujeres víctimas en La Guajira.

Este enfoque se fortalece con el trabajo en red junto a movimientos de mujeres que luchan contra la violencia de género.

La Muralla Soy Yo representa una muralla humana, ética y comunitaria frente a la indiferencia y la violencia.

Su fuerza radica en la articulación de esfuerzos locales, en la educación como herramienta de cambio y en la convicción de que cada persona puede ser un muro de protección.

En un país donde las instituciones a menudo flaquean, la ciudadanía organizada, sensibilizada y comprometida se convierte en el verdadero motor de transformación. Porque enfrentar la trata de personas no es solo un deber institucional, es una responsabilidad colectiva que comienza con la decisión de no mirar hacia otro lado.

Líneas de acción y metodología

La Fundación cuenta con equipos que realizan una búsqueda activa en zonas urbanas vulnerables. Se acercan a comunidades desplazadas, migrantes o marginalizadas. Identifican posibles víctimas y generan procesos pedagógicos para que estas personas reconozcan su situación. Así acceden voluntariamente a los programas de protección.

Mario* and his boyfriend left Venezuela in search of job opportunities. They travelled by foot all the way to Ecuador, passing through Colombia. After they arrived, he thought he found a job, but soon realized his employer was intent on exploiting him
Muse Mohammed / IOM © Solkes

Paralelamente, muchas víctimas llegan remitidas por autoridades competentes, como defensores o comisarios de familia.

En el ámbito preventivo, establecen alianzas con líderes comunitarios. Estos líderes reciben formación y acompañamiento para asumir un rol activo frente a la problemática.

“Ser facilitadores de procesos significa colocar en la agenda comunitaria la trata y la explotación sexual como una prioridad. Participamos en comités territoriales, mecanismos de articulación y capacitamos a funcionarios en marcos normativos, metodologías y conceptos clave”, concluye Rivera.

La prevención es muy importante. Hay que trabajar no solo con las víctimas, que son el eslabón final de la cadena de explotación. También con los eslabones anteriores. Empezando con la demanda y con todos los intermediarios que facilitan la explotación, como algunas empresas turísticas.

Con el auge del enfoque de género, la Fundación también trabaja con las mujeres. Ahora desde una perspectiva de Violencias Basadas en Género (VBG). Desarrollan programas de atención y prevención. Actualmente hay una casa segura para mujeres en La Guajira. Este trabajo está reforzado y acompañado por movimientos que luchan contra la violencia hacia las mujeres.

La Fundación Renacer busca que su trabajo sea sostenible. Se basa en el empoderamiento de la ciudadanía y las comunidades. Porque saben que la atención víctimas trata no puede ser solo trabajo del Estado.

Atención a víctimas trata y trabajo con terceros

El Estado es precario en muchas regiones. Es burocrático, lento y corrupto. Hay dificultades para capacitar a sus funcionarios y mucha rotación de personal. Por eso, la Fundación trabaja con comunidades de base y otros actores, como jóvenes y empresas. La explotación se convierte en una corresponsabilidad con otros actores que apoyan al Estado.

Marco Auerlio Conde for Unsplash © Solkes

La Fundación entiende que no basta con más leyes y políticas. Se necesitan acciones concretas. Y el Estado es limitado en esas acciones.

Laura Viera Abadía: ¿Qué sectores de la población atienden y cómo llegan hasta ustedes?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Tenemos varias líneas de acción. En atención víctimas trata, nuestros equipos visitan sectores vulnerables en las ciudades. Atienden a desplazados, migrantes y comunidades marginalizadas. Hacen procesos de acercamiento para que niños y niñas reconozcan su situación y accedan a ayuda. Casi siempre llegan remitidos por autoridades como defensores o comisarios de familia.

En prevención, trabajamos con líderes comunitarios. Establecemos relaciones de confianza. Ofrecemos capacitación y acompañamiento. Potenciamos su compromiso para que asuman el tema de la explotación sexual.

La Fundación realiza una búsqueda activa de víctimas. Inician un proceso pedagógico para que se acerquen, reconozcan la necesidad de ayuda y participen en programas de protección y atención.

Trabajamos con las comunidades porque entendemos que el Estado, en muchas regiones, es precario, burocrático y limitado por la corrupción y la alta rotación de funcionarios. El cambio también debe venir desde la base social. – Nelson Rivera.-

En las comunidades hay gran complejidad. Poner en la agenda la violencia, la explotación sexual y la trata es un ejercicio pedagógico constante.

La Fundación facilita procesos y participa en comités territoriales de lucha contra la trata. También en mecanismos para abordar violencias basadas en sexo y género. Capacita a funcionarios en normativas, metodologías y conceptos clave.

Hacemos énfasis en un enfoque centrado en la víctima e informado en el trauma. Esto es fundamental para una atención adecuada, más allá de los abordajes institucionales habituales.

El problema es complejo y requiere trabajo en equipo. La Fundación evita confrontar al Estado. Busca aportar experiencia y apoyo para mejorar la atención víctimas trata. Esto les ha abierto puertas en varias entidades.

Laura Viera Abadía: ¿Cómo trabajan con los municipios, las alcaldías y los departamentos?

Nelson Rivera: Con alcaldías y gobernaciones, es decir, municipios y departamentos, casi siempre llegamos con un proyecto. Puede ser de investigación o de prevención. La investigación es muy importante porque orienta las políticas públicas. La prevención les permite cumplir sus planes de desarrollo. La idea es que nuestros proyectos estén alineados con esos planes.

Gustavo Cordeiro for Unsplash © Solkes

Laura Viera Abadía: ¿Cuáles son las principales formas de explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes en Colombia hoy?

Nelson Rivera: Hemos encontrado varias modalidades. La primera es la prostitución infantil tradicional. Los niños y niñas son usados en bares, whiskerías o en la calle con fines de prostitución. Esta forma es histórica y ocurre en estructuras más o menos formales, con propietarios, oferta y demanda. La segunda modalidad es la explotación digital. Muchos niños son contactados a través de juegos virtuales y redes sociales. Son explotados para producir imágenes pornográficas que luego se comercializan. También son captados para actividades de web cam, y reciben pagos virtuales. La tercera modalidad es la trata. Es un mecanismo que conduce a los niños a la explotación sexual. Es importante verificar que hayan sido captados y trasladados con fines de explotación sexual. La trata está muy relacionada con lo digital, que funciona como instrumento y fin. La trata lleva a los niños a la prostitución o a la producción de materiales de abuso sexual que se comercializan. Finalmente, están las uniones maritales serviles, que solo recientemente se consideran delito.

Laura Viera Abadía: Un momento… ¿Qué son exactamente las uniones serviles?

Nelson Rivera: Son matrimonios infantiles. Para nosotros son una forma clara de explotación sexual, aunque no todos lo reconocen así. El Estado apenas comienza a enfrentar este problema. Ahora los matrimonios infantiles y uniones tempranas están prohibidos por ley.

Desafíos y compromiso en la atención víctimas trata

Rivera asegura que los delincuentes actúan de manera clandestina. La explotación de niños y niñas es un delito tipificado en el Código Penal. Los explotadores se cuidan mucho de no exponer abiertamente a los niños. Los contactan y llevan a moteles para que lleguen a turistas o residentes. No todo es un tema de turismo.

El trabajo de Fundación Renacer muestra que para combatir la explotación infantil no bastan las leyes. Se necesitan acciones reales y compromiso de toda la comunidad. Solo trabajando juntos se podrá proteger a los niños y niñas.

La atención víctimas trata requiere el esfuerzo conjunto del Estado, la sociedad civil y las comunidades. Solo así se podrá construir un futuro más seguro para la infancia vulnerable.

Gama Films for Unsplash © Solkes

La Fundación cuenta con equipos que realizan una búsqueda activa en zonas urbanas vulnerables. Se acercan a comunidades desplazadas, migrantes o marginalizadas, identifican posibles víctimas y generan procesos pedagógicos para que estas personas reconozcan su situación y accedan voluntariamente a los programas de protección.

Paralelamente, muchas víctimas llegan remitidas por autoridades competentes, como defensores o comisarios de familia. En el ámbito preventivo, establecen alianzas con líderes comunitarios, quienes reciben formación y acompañamiento para asumir un rol activo frente a la problemática.

“Ser facilitadores de procesos significa colocar en la agenda comunitaria la trata y la explotación sexual como una prioridad. Participamos en comités territoriales, mecanismos de articulación y capacitamos a funcionarios en marcos normativos, metodologías y conceptos clave”, concluye Rivera.

La prevención tiene una relevancia muy importante porque es donde hay que trabajar no solo con las víctimas, que son el eslabón final de la cadena de explotación, sino con todos los eslabones anteriores. Empezando con la demanda, sino también con todos aquellos intermediarios que facilitan que ocurra la explotación, entre ellos las empresas turísticas.

Casi siempre primero hay una explotación económica, y luego pasan a explotación sexual.- Nelson Rivera.-

Con el auge del enfoque de género, también continuamos trabajando con las mujeres. Ahora desde una perspectiva de VBG (Violencias Basadas en Género) y desarrollamos algunos programas de atención y prevención. De hecho, en este momento existe una casa segura para mujeres en La Guajira. Esto siempre está reforzado y acompañado por movimientos de mujeres que luchan contra las formas de violencia hacia las mujeres.

La Fundación Renacer trabaja constantemente para que el trabajo que realizan sea sostenible, muy basado en el empoderamiento de la ciudadanía y de las comunidades, porque somos conscientes de que no puede ser solo trabajo del Estado.

Debemos tener en cuenta que el Estado es precario en muchas regiones, es burocrático, parsimonioso, hay corrupción, negligencia, muchas dificultades para capacitar a sus funcionarios y demasiada rotación de personal. Entonces, la Fundación se dio cuenta de que si realiza un trabajo más fuerte con las comunidades de base y otros actores, como grupos de jóvenes e incluso empresas, el tema de la explotación va calando como una corresponsabilidad con otros actores que terminan siendo el apoyo del Estado.

Algo que me quedó muy claro es que este no es un asunto de más leyes y políticas, sino que se necesitan acciones, y el Estado es bastante pobre y limitado en estas acciones.

Laura Viera Abadía: ¿Qué sectores de la población atienden principalmente y cómo llegan hasta ustedes?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Tenemos varias líneas de acción. En lo que es atención especializada a las víctimas, nosotros tenemos equipos de trabajo que van a los sectores de las ciudades donde estamos, en donde sabemos que hay poblaciones vulnerables, como desplazados por la violencia, migrantes o comunidades marginalizadas. Hacemos procesos de acercamiento. A los programas de atención, que son para las comunidades, casi siempre llegan niños y niñas a través de remisiones de autoridades competentes, como defensores o comisarios de familia.

M for Unsplash © Solkes

En prevención, desarrollamos el acercamiento a las comunidades casi siempre a través de líderes comunitarios, con quienes establecemos una relación de confianza. A ellos les ofrecemos procesos de capacitación y acompañamiento, y vamos potenciando su compromiso para que puedan asumir el tema de la explotación sexual.

El equipo de la Fundación realiza una búsqueda activa donde se identifican a las víctimas e inician un proceso pedagógico para que se acerquen, reconozcan que necesitan una ayuda especial y estén dispuestos a participar en los programas de protección y atención.

Una problemática muy grande

En las comunidades hay una complejidad problemática muy grande, y por esta razón colocar el tema de la violencia contra los niños y niñas, la explotación sexual y la trata, es todo un ejercicio pedagógico.

Nahid Hatami for Unsplash © Solkes

Ellos se ofrecen como una organización facilitadora de procesos y tratan de poner en la agenda de las comunidades el tema de la explotación sexual y la trata. Con el Estado, tienen una labor de incidencia permanente.

Esto quiere decir que asisten a los comités territoriales de lucha contra la trata o a instancias que existen para el abordaje de los temas de violencia sexual, llamados mecanismos articuladores para las violencias basadas en sexo y género.

Ahí la Fundación participa y aporta sus conocimientos y posturas para ayudar a fortalecer estos mecanismos.

Por otro lado, realizan capacitaciones a servidores públicos en diferentes temáticas: normativas, metodológicas y conceptuales.

Por ejemplo, hacemos mucha fuerza para que el enfoque primordial en niños y niñas sea el enfoque centrado en la víctima e informado en el trauma, porque eso es determinante para un abordaje adecuado, más allá de los abordajes institucionales que se hacen habitualmente.

Este es un problema espinoso y necesita trabajo en equipo para ser resuelto. Teniendo esto en cuenta, la Fundación evita ser confrontativa con el Estado. La idea es demostrar que tienen experiencia y que pueden aportar y apoyar al servidor público para que la atención sea cada día más adecuada. Eso les ha abierto puertas en varias entidades.

Laura Viera Abadía: ¿Cómo trabajan con los municipios, las alcaldías y los departamentos?

Ksenia Makagonova for Unsplash © Solkes

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Con las alcaldías y gobernaciones, es decir municipios y departamentos, casi siempre llegamos con un proyecto, ya sea de investigación o prevención. La investigación es muy importante porque ayuda a orientar las políticas públicas y, por supuesto, la prevención porque les permite cumplir con los objetivos de sus planes de desarrollo. La idea es que los proyectos que llevamos estén alineados con esos planes de desarrollo en alguna parte.

Laura Viera Abadía: ¿Cuáles son las principales formas en que se manifiesta la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes en Colombia hoy en día?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Para nosotros, después de muchos años de trabajo y acercamiento a distintas comunidades, hemos encontrado que existe la utilización de niños y niñas en la prostitución. Es decir, son usados en bares, whiskerías o en la calle con fines de prostitución. Digamos que es lo que uno llamaría la forma tradicional o histórica de la explotación sexual, que ocurre alrededor de una organización más o menos formal donde hay propietarios de establecimientos, mecanismos de oferta y canales de demanda. La otra modalidad es la digital. Muchos niños y niñas han sido contactados a través de juegos virtuales y redes sociales para ser explotados en la producción de imágenes pornográficas que luego son comercializadas. Son captados por estos medios virtuales para otro tipo de actividades, como el web cam, y reciben pagos de manera virtual. La tercera modalidad para nosotros es la trata. La trata es un mecanismo específico que conduce a los niños a la explotación sexual. Para nosotros es importante verificar que han sido captados y trasladados con fines de explotación sexual. Pero no puedo separar la trata de niños en la prostitución ni de la explotación sexual digital, porque muchas veces la captación para la trata se hace desde lo digital. Lo digital es a la vez un instrumento y un fin. Entonces, la trata sirve para llevar a los niños a la prostitución o para la producción de este tipo de materiales para el abuso sexual que luego son comercializados.

Finalmente, tenemos las uniones maritales serviles. Esta es una práctica que solo recientemente ha sido considerada delictiva.

Laura Viera Abadía: Un momento… ¿Qué son exactamente las uniones serviles?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Matrimonios infantiles. Para nosotros claramente son una forma de explotación sexual, pero no todo el mundo lo reconoce así. El Estado apenas está empezando con ese proceso. De hecho, ahora los matrimonios infantiles y uniones tempranas están prohibidos por ley.

Ahmad explains how the operation worked through deceiving people on social media.
IOM/Kasidit Chaikaew © Solkes

Rivera me aseguró que los delincuentes trabajan de manera clandestina, dado que la explotación de niños y niñas es un delito tipificado en el Código Penal. Estos mercaderes de la explotación se cuidan mucho y no exponen a los niños abiertamente, pero los contactan, los llevan a moteles y hacen todo para que lleguen a turistas o residentes, porque no todo es un tema de turistas.

El trabajo de Fundación Renacer muestra que para combatir la explotación infantil no basta con leyes, sino con acción real y compromiso de toda la comunidad. Solo así, trabajando juntos, se podrá proteger a los niños y niñas y construir un futuro más seguro para ellos.

Áreas de Acción

Para llevar a cabo su labor, la fundación cuenta con distintas áreas de acción.

La primera es la prevención. La fundación desarrolla campañas educativas y talleres en comunidades vulnerables para informar sobre los riesgos de la trata y fomentar mecanismos de protección. Trabaja de la mano con escuelas, familias y líderes locales.

Eric Ward for Unsplash © Solkes

En segundo lugar, está la atención integral. Se ofrece apoyo psicológico, asesoría legal, atención médica y acompañamiento social a las víctimas, garantizando un proceso respetuoso y humanizado. Esta atención víctimas trata es uno de los pilares fundamentales del trabajo de la Fundación Renacer, que busca siempre ofrecer un enfoque individualizado y sensible al trauma.

Y, en tercer lugar, está la rehabilitación y reinserción. En este caso, se implementan programas diseñados para la recuperación física y emocional de las personas afectadas, facilitando su reintegración a la vida comunitaria, la educación y el trabajo.

Otro aspecto importante es que estas tres modalidades suelen combinarse y que los contextos en donde ocurren los delitos son muy variados.

Laura Viera Abadía: Háblame un poco de los entornos en donde ocurren estos crímenes.

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Los entornos donde ocurren son muy diversos. No se limitan a zonas de tolerancia; ocurren en las comunidades, en los barrios, en escenarios deportivos, discotecas, etc. También en sectores productivos como el turismo, pero también en obras civiles como hidroeléctricas o carreteras. Otros entornos son las economías ilegales: cultivos ilícitos, laboratorios de drogas, minería ilegal o deforestación ilegal. Muchas veces, estos contextos están asociados a la explotación de niños y niñas en cualquiera de sus modalidades.

Las fronteras también son un entorno especialmente vulnerable. Las poblaciones fronterizas son muy permeables a la explotación sexual porque los controles de las autoridades son más laxos debido al carácter bidireccional de las fronteras, donde no pueden ejercer un control claro. Ahí la explotación sexual se convierte en uno de los “trabajos” más comunes.

Hemos tenido varios casos en los que transportadores recogen en la vía a los niños y niñas, les pagan por tener actividades sexuales y los llevan a otros lugares, lo que implica la trata.- Nelson Rivera.-

Laura Viera Abadía:: ¿Existen lugares específicos donde buscan a las víctimas?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Sí. Lugares con desplazamiento forzado o con migrantes irregulares son sitios donde los explotadores y tratantes buscan a sus víctimas precisamente por las condiciones de vulnerabilidad económica y social en las que se encuentran.

Laura Viera Abadía: ¿Qué factores sociales o estructurales hacen que los menores sean más vulnerables a este tipo de explotación?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: Nosotros hemos hecho un análisis de factores que dividimos en dos: predisponentes y precipitantes. Los precipitantes son las circunstancias que empujan a una situación de explotación sexual. Pero antes de eso, existen condiciones sociales, familiares e incluso culturales que van abriendo el camino y facilitando que los menores lleguen a estas situaciones.

Creo que es necesario dejar claro que existe una violencia sexual generalizada en todos los contextos: intrafamiliar, en los medios de comunicación. Hay una cultura de irrespeto a los derechos humanos, al valor de la vida y a la dignidad del otro en todos los niveles.

Lilartsy for Unsplash © Solkes

Hablamos de grupos armados que reclutan a niños y niñas y los someten a vejaciones, pero también de empresas que explotan a sus trabajadores. Por supuesto, las mujeres, niños y niñas son especialmente vulnerados en esta cultura y en relaciones sociales tan asimétricas.

Los temas de discriminación por etnia también son clave; quienes la padecen sufren explotación. Todas estas desigualdades hacen viable la explotación.

Tras años de trabajo, en la fundación se han dado cuenta de que, a nivel familiar, existen transformaciones que han derivado en patrones de violencia y desestructuración de roles. Muchas veces los menores deben asumir responsabilidades: los ponen a trabajar, a mendigar o los mandan a la calle.

Así mismo, hay familias con graves carencias económicas, falta de educación y presencia de drogas. También está el desplazamiento forzado del campo a la ciudad. Además, en el país existe un modelo educativo que promueve patrones sexistas, de clases sociales y desigualdad.

El problema es muy complejo y se suma a factores individuales. Por un lado, hombres formados en esta cultura no tienen escrúpulos para pagar por sexo con niños y niñas; hablamos de pedofilia y pederastia. Por otro lado, los menores han sufrido abuso sexual intrafamiliar, castigos físicos, y son altamente vulnerables a la explotación sexual.

Laura Viera Abadía: ¿Y en cuanto a factores, cómo está el Estado?

Nelson Rivera, Fundación Renacer: El Estado no tiene políticas claras en prevención de la trata. Es un Estado empobrecido por la corrupción, donde el dinero termina en bolsillos particulares. Un Estado con ineficiencia, sin inversión social para el desarrollo de las comunidades. Todos esos factores contribuyen a las vulnerabilidades que pueden terminar en explotación de niños y niñas.

Además, cuenta con una red activa de voluntarios comprometidos con la causa. Gracias a este trabajo articulado, se refuerzan los procesos de atención víctimas trata, permitiendo llegar a más comunidades y responder con mayor eficacia a las situaciones de riesgo.

El financiamiento proviene de donaciones, proyectos con organismos multilaterales y campañas de recaudación, pero la demanda supera con creces los recursos disponibles.

Conclusión

La Fundación Renacer representa un faro de esperanza en medio de una de las problemáticas más complejas y dolorosas que enfrenta Colombia: la trata y explotación sexual infantil es una problemática grave y persistente en Colombia que afecta a miles de niños, niñas y adolescentes. Su labor no solo rescata y protege a las víctimas, sino que también construye un camino hacia la recuperación, la justicia y la dignidad para quienes han sido vulnerados.

A través de sus programas integrales de prevención, atención víctimas trata y rehabilitación, la fundación no solo atiende las consecuencias inmediatas de la explotación, sino que aborda las raíces estructurales que permiten que este delito persista, como la pobreza, la desigualdad y la falta de educación.

CharlesDeluvio for Unsplash © Solkes

Sin embargo, erradicar la trata no es una tarea que pueda asumir una sola organización ni siquiera un solo país. Erradicar este crimen requiere un compromiso social amplio, sostenido y coordinado entre gobiernos, organizaciones civiles, comunidades y ciudadanos.

La Fundación Renacer ha demostrado que con voluntad, dedicación y trabajo se pueden lograr avances significativos, pero también enfrenta desafíos constantes, desde limitaciones en recursos hasta la complejidad de trabajar en un entorno donde la corrupción y la vulnerabilidad social complican la persecución y prevención de estos delitos.

Es fundamental entender que para combatir esta problemática no bastan las leyes ni las campañas aisladas. Es imprescindible escuchar a las víctimas, brindarles apoyo integral y acompañar sus procesos de reparación y reinserción social. La atención víctimas trata en Colombia debe ser una prioridad nacional, no solo desde el enfoque legal, sino también desde el compromiso humano y comunitario.

Finalmente, este artículo invita a la reflexión profunda y a la acción concreta. La lucha contra la trata de personas exige no solo conciencia, sino también valentía para enfrentar una realidad dura y, muchas veces, incómoda. Fundación Renacer es un ejemplo de que el cambio es posible cuando la solidaridad y el compromiso se traducen en acciones tangibles. Por eso, apoyar esta causa es apoyar la dignidad humana, el respeto por los derechos fundamentales y la construcción de un futuro en el que ninguna persona, mucho menos un niño o niña, sea víctima de explotación. La responsabilidad es de todos y el momento de actuar es ahora.

No hay bibliografía relacionada.

Deja un comentario