En esta noche de lluvia, en este preciso momento comienzo a desenfocarme y a sentir una profunda ansiedad ante la vida,
Cómo me gustaría salir de mis propios pensamientos.
En estos momentos de encontrarme desenfocada, desearía poder convertirme en lluvia, en gota de agua que cae desde las nubes e impacta en sus brazos, en sus manos.
Me gustaría ser una gota azul que cae en la raíz de su cabello, de sus pensamientos y comenzar a deslizarme por su rostro hasta llegar a sus labios y de ahí, ser recibida por su lengua, para entrar en lo mas profundo y convertirme en uno.
Me gustaría ser esa gota azul que llega hasta su pecho, cerca a su corazón. O mejor aún, quedarme en la raíz de sus pensamientos, ser parte de ellos, poder ser amor, ser deseo, ser sueño, ser futuro.
Me gustaría quedarme ahí, desintegrarme ahí para dejar de sentirme desenfocada en esta vida.
Pero no puedo, es imposible.
No hago parte de sus pensamientos, no de la manera en la que quiero.
Y entonces la cosa cambia,
Te das cuenta de que puedes transformar tu sentimiento, tu pensamiento.
La cosa cambia porque puedes seguir compartiendo sin necesidad de necesitar.
No quieres consumirte en tu propia añoranza.
No puedes llenarte de falsas esperanzas.
Y en este punto solo piensas en la mera existencia de ambos, consideras que sólo con eso basta, con solo eso es mas que suficiente.
Y comienzas a ver el mundo de forma diferente. Valoras la existencia de cada persona sin necesidad de necesitar.
Y ya no te duele lo de afuera, ya no te duelen las ausencias. Aprendes a brindar espacios y dejar recuerdos.
Y piensas en esa persona que tanto amas.
Y logras amar a la distancia, sin necesidad de besos, sin necesidad de reclamos, sin necesitarla.
Amas a esa persona en su totalidad, en su existencia.
Y al lograr eso, te transformas en aire, en nube, en un vuelo diáfano de alguna ave de color azul.
Respiras azul claro.
Entiendes tu libertad y tu capacidad. Sabes que amas de la manera más pura en la que se puede amar, sin interesar su correspondencia, porque eso no te afecta.
Vuelves a ti misma, escribes un poco, comienzas a enfocarte, te sientes nítida, entendida. Te entiendes como imagen clara, quizás un poco azul, con pinceladas azules, pero eso te gusta, porque eso eres.
Te entiendes como la diversa gama de azules que compone tu cuerpo, tu ser, tu pensamiento. Azul frío, azul tranquilo, azul lejano y azul cielo. ¿saturado? ¿desaturado? ¿azul claro o azul oscuro?
Y al pensarte como color, lo único que deseas es estampillarte contra un lienzo de 5 x 5 metros, para convertirte nuevamente en una gota azul.
No preguntas nada, te vales como imagen, las personas se sienten conectadas por lo que observan en el lienzo y comienzan a querer convertirse en todo lo que fuiste alguna vez.