Nunca creyó llegar a amarla tanto, pero ella se ganó todo su cariño. De un tiempo para acá desfila por su mente cuando se dirige a casa y él ansía ese encuentro que nunca se propuso.
Como sabe que su hombre detesta no encontrarla hermosa, por permanecer en su hogar, siempre lo sorprende sensualmente a que la busque en el cuarto o, quizás en el estudio, en la sala o, en el diván, lo importante es que la halle en el momento justo para él, como casi siempre coinciden cuando el sonido perceptible de la llave en el cerrejo es el momento preciso para encontrarse los dos.
Luego de un saludo frío del que no han logrado escapar en su convivencia, aquellas miradas vivas se funden en un inmenso y confundido abrazo con aroma de eternidad, porque ella inteligentemente logra doblegarlo cuando lo recibe con su belleza natural y se esmera por atender a quien se convirtió en su visitante asiduo desde el día en que logró cautivarlo y dejó de ser extraño a su llamado.
Al fin y al cabo, cree que lo importante es la química para que las cosas marchen bien en una relación.
Pero a decir verdad no sabe cómo se han tolerado, porque aunque resulta un buen hombre su carácter indomable también la saca de casillas.
No ha sido fácil, pero es que llevan tanto. Quizás lo que llaman su amoroso compromiso parte de la naturalidad con que han asumido esa relación incondicional.
Por eso sólo el tiempo sabe si finalmente se soporten. A veces ella resulta confundida y se cuestiona si estará siempre con él.
Sabe que le ama, pero es la inquilina o acaso es él. Por eso se pregunta porqué no cree en las aventuras ciertas que le habla su intuición, pero como siempre se deja llevar por su deseo de ser la única, como cuando en su regazo lo siente ido, perdido en ese momento justo para los dos, donde ella trata de leer sus pensamientos y él cariñosamente la arropa como protegiéndose en su propio ser.
Ella no exige, no espera nada a cambio, se contenta con ser ahora como quizás ha sido siempre: refugio, soporte y musa de sus anhelos.
Así de honesta es.
No sabe cómo se enamoró de un ser huraño a ratos, querido a veces, pero especialmente difícil en todo.
Lo peor es que sabe, y no le resultaría extraño que en el momento menos pensado, reciba de sus labios la noticia que la dejará por que encontró su verdadero amor, cuando ella sabe que será una aventura más.
Ese es el punto de rencilla familiar. Su orgullo se afecta cuando le hablan de aquella relación en el tiempo y hacen ver que su independencia de siempre es la que la tiene marginada de todos ellos, y luego escucha decir que en esa persona que se llevó su juventud no ven nada seguro.
Ella insiste en que es su vida y exige respeto a su decisión equivocada pero amada de hace tiempo, porque esa es su naturaleza y punto.
Además aunque no lo dice, sabe que ahora tiene a su amado apegado firmemente porque se lo dijo de alguna manera dulcemente anoche y ella se lo cree, cuando le reclamó por los rumores del juego de sus sentimientos.
Bastaron los juegos de palabras, la respuesta evasiva de antaño, la mirada profunda que siempre sale, el seño fruncido con reproche firme por creer lo que todos saben pero ella se niega a aceptar. Y así queda todo siempre…
En los tejidos del afecto, hay unos que al verla apegada a lo que tiene un futuro incierto le han dicho, con tristeza, que lo deje y no sufra más.
Que su apego no puede llegar al punto de mancillar su propia dignidad.
Que es mejor partir y dejarlo todo ahora, en lugar de encontrar una frustración que
habrá de llegar, cuando ella tenga más arrugas que las mismas en que se ha convertido la pasión de su esperanza
por formalizar aquella relación.
Otros en cambio le reprochan, con furia, que eso sucede por no entender cuando se le dijo la inconveniencia de mantener algo serio con alguien comprometido aunque siempre lo negó.
Ha sido en varias ocasiones que vienen a su mente esas recriminaciones, a las que llega justamente cuando frente al espejo se desnuda y de reojo lo mira con amor, antes de meterse entre las sabanas limpias y ligeras que los arropa hasta un nuevo amanecer.
¿La quiere él? Muchas veces ha encontrado que cuando su hombre sale, ha dejado todo listo para ella, y entonces lo único que falta es su regreso para compartir las viandas que sin decírselo sabe le gusta a los dos porque forman un solo ser. Cree ser su alma gemela.
Cómo no estar segura por la forma cariñosa en que le habla y le dice lo que significa, y desvistiéndola sensualmente toda, luego de arrullos la hace su mutua compañía.
Eso la confunde toda, y es lo que hace pensar que en verdad la ama. Cómo en el mundo amoroso no sabe lo que espera y ella lo conoce tanto, lo acompaña mientras tanto para emprender todo lo que quiere aunque quede en silencio.
La respuesta si será acaso mañana en apacible calma cuando decida dejarla, aunque tiene claro que si mal le va habrá de regresar como siempre a buscarla y justificar las razones de confusión que tenía para dejarla.
Ella sabe que en ese ser imperfecto lo tiene todo, pero en verdad es él quien sabe que no importa lo que digan la tristeza y la furia, porque él ama a la que viene siendo su propia Soledad.