Una conversación con Guido Floyd

Ezequiel Guido es un artista mexicano que trabaja la técnica mixta desde hace 7 años y collage desde hace 3. Es parte del Collectivo Mexicollage y del dúo X que sonoriza en tiempo real proyecciones de cine mudo y que hace experimentación sonora.

 

Reflexiones en torno al collage y la accesibilidad del arte

Guido Floyd © Solkes

La técnica mixta incorpora técnicas diversas entre lo análogo y lo digital (como la pintura, la escultura de papel, la impresión digital, etcétera), mientras que el collage es un trabajo netamente de papel.

Él no se considera como una persona que pueda crear desde cero. Por ello, al tener un material impreso puede partir de una forma para crear otro concepto, descontextualizar la imagen.

Una vez que comenzó a trabajar el collage volvió a la técnica mixta, pero desde el collage, para incorporar trabajo con acrílico o con dibujos.

El papel da muchas posibilidades, por ejemplo ahora esta haciendo un trabajo tridimensional en collage, en el que añado varias capas para dar volumen a la imagen.

El boom en México de este tipo de creación se debe a lo accesible en costos y en material. Si viven en la Ciudad de México seguro que hay una tienda de libros de segunda mano cerca.

Beatriz Paz: ¿Qué disciplina o inquietud te llevaron a la práctica del collage?

Guido: La primera vez que vi un collage fue cuando en la universidad nos mostraron el trabajo de los dadaístas. Ellos trabajaban con fotografías y cuyo resultado es más parecido al fotomontaje. Mientras estudiaba la maestría alguien me mostró el trabajo de los rusos, que era más conceptual y que rebasaba la experiencia del fotomontaje.

Lo que me atrajo de este trabajo de collage fue reconocer que crea un “problema” visual al mezclar imágenes que no tienen nada que ver pero que embonan.

Beatriz Paz: ¿Qué te atrajo?

Guido: Lo que más me atrajo fue ese conflicto visual y descubrir que no era tan fácil de lograr como parecía, incluso en términos de material pues aunque tenemos tantas revistas y libros impresos me costó mucho trabajo dar con las imágenes que yo quería.

 

El paso del tiempo

Guido me explica que los materiales de principios del siglo XX, que prácticamente son considerados antigüedades, gracias a que sus imágenes tienen casi 100 años poseen otra textura y son apreciados de modo diferente.

Al ser ensambladas con imágenes actuales generan el efecto que yo estaba buscando: colocar distintas épocas juntas gracias al papel.

Guido Floyd © Solkes

Esto quiere decir que no sólo se descontextualiza simbólicamente, sino también en términos del material o sustancia originales. Claro, se trata de reutilizar imágenes que no verás más en tu vida.

El tiempo tiene su impacto, incluso en términos del papel que se utilizaba antes y del que se utiliza ahora, pues tiene otro tratamiento. Tan sólo el hecho de que muchas de esas imágenes ni siquiera tenían color.

Floyd tiene la fortuna de vivir un siglo después de que se masificara el tiraje de las imágenes en publicaciones impresas. La experiencia de ir a buscar libros y encontrar imágenes antiguas es parte de la riqueza del trabajo en collage.

Se buscan las tendencias del pasado para traerlas a un lenguaje de hoy. Desde la experiencia personales, cuáles son las reacciones de quienes se enfrentan a una imagen ya conocida pero empleada de otro modo.

El collage no sólo descontextualiza imágenes, sino que también descoloca la memoria del observador.

 

El proceso

Mucha gente se pregunta cómo se integra el trabajo a partir de las imágenes pues a veces la composición parece un original sin previo recorte. Pese a que se le pueden encontrar en galerías o museos de todo el mundo todavía falta mucho para que el collage sea normalizado como un arte cotidiano.

Beatriz Paz: ¿Qué es qué? ¿Cómo se hizo?

Guido:  Me ha parecido que la gente está más interesada en el collage como proceso que como resultado. “¿Cómo logras una imagen?” Pues vas y te enfrentas a muchas imágenes hasta que encuentras la indicada para el recorte que buscas, o azarosamente rompes el papel; el collage es muy noble, puede ser lúdico, azaroso o conceptual. Los espectadores se acercan y descubren que el collage es algo que ellos también pueden hacer.

Guido Floyd © Solkes

La verdad es que el collage rompe, entonces, con la idea de que para hacer obra necesitas contar conuna formación en artes que te otorgue libertad técnica. En el collage es bien difícil encontrar obras abstractas.

A partir de la pintura moderna lo más común fue el logro de imágenes abstractas pues era lo más fácil de lograr técnicamente. Se habían terminado ya los siglos de figurativismo y el hombre se quería ya despegar de las formas corporales y naturales.

Ya no se tenía que pasar por tantas mediaciones técnicas para hacer una imagen y expresar una emoción. Curiosamente, en el collage es todo lo contrario.

Lo más fácil es intercambiar cabezas o contraponer figuras, pero lo difícil es llegar a la abstracción, porque el material base es muy formal. Siempre hay un sujeto en la imagen, es difícil encontrar impresos abstractos.

El camino de la fotografía ayudó a la banalización de la pintura, la pintura se quitó las cadenas que la ataban a la realidad externa y comenzó a retratar la realidad interior.

 

Como se trabaja

Cuando Picasso rompió el plano él tenía una técnica formal impecable, pero el movimiento de esos años, con el tiempo, derivó en una pintura abstracta que en muchos casos ya no es capaz de comunicar, sino meramente de exaltar los sentidos.

Guido Floyd © Solkes

Eso pasa mucho en el collage. Hay composiciones donde la transformación de la imagen es mínima y conserva el orden original.

El artista mexicano esta en contra de eso. El motivo es que en cualquier trabajo artístico el creador tiene que extraer una parte de sí para lograr la imagen.

Hasta que la imagen se convierte en contenedor del algo mágico o espiritual del autor, pero actualmente son pocos los que trabajan así.

En el collage se trabaja mucho por copiado, alguien ve un collage que le gusta e imita esa forma de integrar.

Por eso hay un boom, porque se ha visto que es fácil de hacer. Pero hay otro tipo de collage que está más cercano a la pintura. Uno que demanda más tiempo de composición, más tiempo conceptual, más conocimiento.

Alemania es un buen ejemplo de esto, mientras que en México parece que todavía es una tendencia en lugar de una vanguardia.

Beatriz Paz: ¿Pero cómo convertir la creación colectiva en un momento clásico, lo que en alemán se denomina Zeitgeist o el espíritu del tiempo?

Guido Floyd: Tal como pasó con Fluxus, o el arte povera, o el art brut. El tiempo dirá quién sí y quién no. Me da curiosidad pensar en los libros de arte en cincuenta años y ver qué collage estará y cuál no, de qué país, de qué autor.

Floyd me asegura que lo interesante del collage es que estamos en un momento donde se puede ver todo. Hay cámaras que toman imágenes debajo del agua, pero también están las imágenes satelitales, y que ahora podemos comprobar materialmente lo que en tiempos de una pintura pre abstracta era sólo parte de la imaginación.

Por otro lado, la ciencia ficción que se imaginaba a principios del siglo ya se ha logrado porque ya existen las imágenes. Floyd esta muy interesado en toda la fotografía que gira en torno a civilizaciones o culturas antiguas, los hopi, los mapuche, toda África, que ya no son vírgenes visualmente. Y, ¿cómo sacar jugo de todo ello ahora que ya está fotografiado? Esto lleva a leer más al respecto, sobre ellos y sus creencias. Él esta interesado en la metafísica en su cosmovisión, porque eso trasciende al cortar y pegar el papel.

 

Reconstrucción de un mundo

Reconstruir un mundo simbólico y dejar una marca desde el presente donde se reconstruye. Claro, allí se rompe el tiempo, ya no hablamos entonces de una moda sino de la trascendencia del pasado hacia el futuro gracias a la acción del ahora.

Es una declaración frente al sistema de producción de imagen y el reúso, que son temas de las nuevas artes. Vivimos en una época en la que difícilmente podemos escaparnos de una máquina.

Por ejemplo, el que hace pintura utiliza materiales producidos industrialmente, no son pigmentos naturales. En el caso del collage, la manufactura de la imagen está en auge aunque pareciera que no, que la época digital se lo está comiendo en realidad estamos en el punto en que la basura impresa es la mayor en la historia de la humanidad. Pero, esto también se va a acabar. El collage es un arte ecológico pero a futuro es el vestigio de una época en la que había un montón de material impreso.

Visto así da escalofríos. Me hace pensar en la extinción de las enciclopedias impresas. La tecnología ha hecho que la información sea inmediata, en un segundo tenemos acceso a casi lo que sea.

La cultura impresa obliga a ver más detenidamente, tan sólo por el hecho de hojear. Hay mucho collage digital pero creo que es un camino fácil. Hay una discusión sobre que el “arte” digital es imagen hecha a partir e imágenes, porque no tiene una implicación técnica más profunda y por lo tanto no puede considerarse arte.

 

El collage y el collagista

El collage y el collagista se revelan ante la pérdida del tacto – ­observación. Bueno, pasa en todo, por ejemplo en la música ya no es necesario tocar un instrumento sino apretar un botón. En la arquitectura ya no se hacen tantas maquetas, sino renders.

El miembro más agudo para el arte son las manos pero ya no las estamos usando. Esta apreciación también tiene que ver con la época en que uno nace, a mí me tocó la transición digital, pero otras generaciones no lo perciben igual. Para algunos lo digital es un símbolo de libertad.

Beatriz Paz: ¿El collage utiliza la memoria como una herramienta política?

Guido: Sí, de hecho los rusos lo hacían así. O por ejemplo durante el nacionalsocialismo alemán se utilizó mucha propaganda anti soviética, como lo vemos en la famosa imagen donde a un hombre le están dando tuercas de comer. El fotomontaje siempre ha sido una técnica usada por la propaganda política. Si lo ves desde el punto de vista del arte, puede ser un poco injusto que una disciplina se quede sólo en el plano de lo político.

Los rusos en los 40 recurrían a esta técnica porque era lo que había, se usaban imágenes ya impresas para rebelarse en contra de algo. Incluso ahora podríamos decir que los memes son collage digital porque yuxtaponen imágenes y conceptos para decir algo, comúnmente una crítica.

Guido Floyd © Solkes

 

La violencia

Después de esta conversación se evidenció que estamos en el momento de mayor violencia en la humanidad, y considerar que lo que uno hace es un grano de arena más para la violencia visual o para el comercio o para la paz. ¿Cómo usar los materiales que creamos y qué es lo que estamos apoyando?

Por ejemplo, Sebastián Salgado, fotógrafo de guerra, se dedicó a retratar momentos difíciles de la humanidad y su meollo fue ¿cómo mostrar que el mundo no es enteramente así, violento, incluso dentro de situaciones de violencia? Así que comenzó un proyecto donde demostró que la destrucción siempre deja un espacio para la mejoría.

Los artistas están preocupados en mostrar que el mundo puede ser terrible pero que siempre es transformable. A principios del siglo XX ocurrió esa ruptura sobre las audiencias del arte, y la pregunta sobre el arte para los ricos y el arte para el pueblo.

Todavía no se ha resuelto pero que lo justo es que, al menos, haya obra para todos los contextos en lugar de obra para uno solo. Y como artista es importante no ponerse de un sólo lado sino de todos los posibles.

 

Quehacer del artista

El artista tiene un quehacer obsesivo, en ese sentido atormentado, pero parece que en la operación creativa no se agotan sus problemas ni sus tormentos, sino que para ser ha de tener una gran exposición mediática o vender en grandes cifras de dinero su obra.

Guido Floyd © Solkes

Como si el precio de la obra fuera directamente proporcional a su valor simbólico y técnico, fomentando así la brecha entre el arte burgués y el arte para todos, cuando en realidad el potencial creativo está en cada ser humano.

Era técnica mixta. Claro, porque es lo que los hombres de ese tiempo tenían a la mano, pintaban sobre cavernas de piedra usando carbón y, luego, al encontrarse una fruta que al aplastarla daba una tonalidad roja descubrieron que podían hacer contraste.

La obra pertenece al mundo de la especulación capitalista. La creación artística original se hizo con piedras. Creo que al arte siempre ha sido accesible y nos han hecho creer que el arte viene del dinero, cuando en realidad el dinero es una invención que ocurrió mucho después de las primeras expresiones artísticas.

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