Contrariamente a lo que se piensa, Toledo no se conoce en un día. Hay que dormir en esta mágica ciudad, hay que vivirla y hay mucho que hacer al menos en un fin de semana. Toledo es una de las ciudades con más historia de España. Fue residencia real en los momentos más importantes del imperio.
La ciudad de Toledo es la capital de la provincia que lleva el mismo nombre y también lo es de la Comunidad de Castilla-La Mancha. Además, el municipio es considerado individualmente como una comarca. Se encuentra a 529 metros sobre el nivel del mar y tiene mucho para ofrecer al a quien quiera dejarse seducir por sus encantos.
Historia en cada rincón
Toledo es conocida como «La ciudad imperial» por haber sido la sede principal de la corte de Carlos I y también como «la ciudad de las tres culturas» dado que cristianos, judíos y musulmanes la habitaron. Esto ha dejado un poso cultural e histórico muy importante en la ciudad.
A sólo 70 km de Madrid, Toledo es una joya cuyo centro histórico es uno de los más grandes de España y que está rodeado del río Tajo. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es conmovedor porque conserva el trazado que tenía en la Edad Media.
En Toledo, en realidad, no hay monumentos. Porque lo cierto es que esta maravillosa ciudad es un monumento por si misma. Con esto quiero decir que no existe un rincón en sus empinadas calles que no merezca la pena. Toledo es un destino para todas las personas interesados en la cultura y el arte, pero también para los amantes de la gastronomía, la animación y la naturaleza. El arte Greco, es un punto cultural significativo de la ciudad. Esta ciudad fue un lienzo.
La ciudad de Toledo fue fundada bajo el nombre de Toletum ya en época romana, y desde entonces han sido muchas las culturas que la han ocupado y han dejado en ella su impronta. En su entorno podemos ver magníficos restos de la época romana, algo de la cultura árabe, edificaciones visigóticas, edificios medievales de inspiración judía, entre otros.
Los dos emblemas de la historia de Toledo pueden resumirse en dos edificios. Primero, Santa María la Blanca, la sinagoga más antigua que queda en pie en toda Europa y que fue construida en el Reinado de Castilla por arquitectos judíos e islámicos.
El segundo lugar que condensa la historia de Toledo es el Monasterio de San Juan de los Reyes, que se constituyó para celebrar el triunfo luego de una guerra.
En realidad, esta es una ciudad para perderse caminando. Las calles son estrechas como las de muchas ciudades europeas pero con ese estilo propio. Las puertas de madera fuera de escala con picaportes de hierro.
Algunas cosas que no pueden faltar son: Visitar la Catedral de Toledo. La “Primada de España”. Es inmensa. Hay que subir a la Campana Gorda. Fue construida en el siglo XIII, de un gótico puro, su impresionante torre, sus bellísimos relieves y estatuas.
Otro plan es pasear por Zocodover y la calle Comercio. La plaza por excelencia, el viejo “mercado de las bestias”. Lugar donde se llevan a cabo importantes eventos presentes y pasados en la ciudad.
Buena Comida
Pero estar de visita no es una excusa para olvidar el delicioso mazapán o comprar una típica espada. La cocina de inspiración medieval ofrece auténticas exquisiteces en forma de completas comidas, pero también de exquisitas tapas y raciones para degustar mientras se recorre la ciudad. Por otro lado, haciendo exclusiva referencia al tema de las espadas, la industria metalúrgica ha sido la base económica de la ciudad.
Desde el primer momento Toledo cautiva. Las vistas desde abajo son espectaculares, con un casco antiguo perfectamente delimitado por las murallas en la ladera del rio Tajo.
Después de pasar incontables iglesias, mezquitas, conventos, palacios. Después de un buen almuerzo (en España comida) se llega a la judería. En la Plaza del Salvador es posible ver el Archivo Municipal. Tiene un estilo contenporáneo. Si se continua por la calle San Juan de Dios es posible visitar a la Sinagoga del Tránsito, sede del Museo Sefardí.
La Mezquita del Cristo de la Luz, es sin dudad, una de las joyas que quedo de la época en la que los musulmanes habitan estas tierras. Muestra la fusión de estilos, lo cual es muy característica de Toledo.
Por otro lado, para tener una buena perspectiva de la ciudad es posible subir a alguna terraza como la azotea o una visión clásica que es ir hacia la zona del Cigarral que está llena de miradores entre los que destaca el Mirador del Valle. Es muy similar a las vistas que se pueden tener desde el Parador de Toledo.
Llegar y salir de la ciudad
Llegar a Toledo es realmente fácil. Hay rutas de autobuses, y hoy en día el “AVE” llega en poco más de 20 minutos hasta casi el corazón de Toledo.
Toledo es una maravilla en cualquier época del año. Pero, como en todo hay que tener algunas cosas en cuenta. Viajar en pleno verano puede llegar a ser terrible. La verdad es que a partir de mediodía puede ser muy sofocante. Pero la noche es otra historia, es una maravilla, por la magnífica temperatura. Por el contrario, en pleno invierno, el frío y la niebla están a la orden del día.
Un error que es bastante usual, es pasar únicamente una tarde en la ciudad y regresar en el último AVE a Madrid. Toledo es incomparable por la noche. La iluminación hace de esta ciudad un lugar espectacular para las visitas y la fotografía nocturna. Siendo totalmente honesta, un solo día en Toledo siempre sabe a poco. Si algo tiene Toledo es una cantidad de misterios y secretos comparable a su historia. Cabe decir que Toledo fue un crisol de culturas.