Viena, ahora y siempre. Una cuidad de reyes y reinas, grandes imperios y cultura reconocida en el mundo entero. Son muchas las personas que dirán que estoy loca pero la capital austriaca debe ser visitada durante el invierno. Se cubre de blanco, la temepratura es para congelarse, pero vale la pena.
El primer invierno europeo
La primera vez que visité la capital austriaca fue también la primera vez que me enfrenté al concepto de invierno europeo. En ese entonces, yo vivía en Madrid y solo resta decir que el frío de la capital española no me había preparado lo suficiente.
Decidí ir a un concierto, a ver a una de mis bandas favoritas, Die Toten Hosen. Este iba a ser un fin de semana memorable.
En ese momento, no sabia nada de Austria y mucho menos de su capital, pero pronto me di cuenta de que esta ciudad vibra con historia.
Es una ciudad ideal para pasar un fin de semana inolvidable visitando su centro histórico, sus increíbles palacios e interesantes museos.
Lo primero que hice fue comprar una guía de viaje, para poder tener algún tipo de información básica. Esto incluía algunas palabras y frases en alemán. Bueno, pero lo mejor, según mi criterio personal, es empezar con un poco de historia.
Desde siempre, esta cuidad a sido centro de atención de la realeza y cuna de la cultura mundial. Las calles de Viena están plagadas de memoria de aconteciemientos por romanos y también de bárbaros. Los primeros pobladores fueron los celtas hace cinco siglos a.C.. Luego, los romanos el dieron el nombre de la ciudad blanca “Vindobona”.
El fundador de la dinastía Flavia, Tito Flavio Vespasiano, la eligió como sede de la Legión XIII y en el año 213 se convirtió en un municipio. Marco Aurelio, emperador del Imperio romano, murió el 17 de marzo de 180 en esta ciudad mientras estaba acompañado de su hijo Cómodo.
La ciudad de Viena esta situada en el Danubio, fue escenario de continuos enfrentamientos con los pueblos germánicos.
No fue hasta finales del siglo VII cuando fue conquistada por Carlomagno y él la agregó a su imperio, nombrándola “Marca del Este”, hecho que se considero como el nacimiento de Austria. Viena tuvo un papel importante en las guerras de las Cruzadas. En 1237 fue declarada ciudad imperial.
Bueno, entonces creo que ha quedado claro que las familias reales y personas de mucho poder sentían especial atracción por esta ciudad.
Descubriendo la ciudad
Continuando con mi descubrimiento de esta ciudad, creo que hay que descubrir esta joya cultural por partes ya que de esta forma se puede apreciar mucho más.
El mercado de las antigüedades de Naschmarket (estación de Metro Kettenbrückengasse), es un lugar en donde se pueden encontrar toda clase de objetos tanto nuevos como usados. Y, después ir al mercado de la comida es una opción sensacional. La verdad es que estar rodeado de bares y tiendas con frutas y productos extravagantes es una delicia.
Pero la cultura no es solo un tema de paladar. El arte es sin duda alguna uno de la pilares de la cultura y del ambient poético de la capital Austriaca.
Desde el siglo XIII la ciudad estaba protegida por una muralla. En 1857 se empezó a derribar para darle más espacio a la ciudad y en su lugar se construyó la Ringstrasse. Esta es la avenida más importante de la ciudad y se construyó en el mismo lugar en el que se encontraba la antigua muralla.
Esta avenida se puede recorrer perfectamente en tranvía. La versión low cost es coger los tranvías número 1 y 2, que pasan por la mayoría de puntos turísticos y cuyo billete cuesta 2,20€.
El Parlamento de Viena se construyó como parte del proyecto de renovación de Ringstrasse. Es un enorme edificio con estilo neoclásico que comenzó su construcción en 1874 y una década después fue terminado.
Es interesante aprender que fue diseñado con un estilo denominado Historicismo. La intención era que su construcción recordara a la antigua Grecia como cuna de la democracia.
Esta es una ciudad en la que hay varios palacios, algunos de ellos son: Schönbrunn, Hofbug y Belvedere.
El Palacio de Schönbrunn, construido en el siglo XVII, fue durante muchos años residencia de verano de la familia imperial de Viena. Tanto el interior como sus jardines merecen una visita. Las habitaciones tienen un estilo rococó, son suntuosas.
El Palacio Hofburg ha sido durante más de 600 años el lugar de residencia de los Habsburgo. Actualmente es el lugar más visitado de Viena.
Es un enorme conjunto arquitectónico que se extiende por una amplia zona. Desde aposentos imperiales, museos, capilla, iglesia, la biblioteca nacional Austriaca, la escuela de invierno de equitación y el despacho del presidente de Austria.
Por último esta el Palacio Belvedere. Se construyó como residencia de verano del Príncipe Eugenio de Saboya. En la actualidad, alberga un museo de arte.
Luego de los palacios yo diría que el fabuloso centro cultural Museumquartier que es imprescindible.
Quiero dejar en claro que para muchas personas visitar la casa de Mozart no es imprescindible pero era algo que a mí me llamaba mucho la atención.
Por otro lado, el Museo de la Secesión contiene algunas de las obras de Klimt. Y, es que vale la pena dedicarle algo de tiempo a este gran artista. Gustav Klimt fue un pintor simbolista austríaco, y uno de los más grande representantes del movimiento modernista de la secesión vienesa. Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy decorados. Él se convirtió en un personaje muy notable en la alta sociedad vienesa.
Uno de los lugares que más me impresionaron fue Heldenplatz (plaza de los Héroes). Hace parte del Palacio imperial Hofburg y fue construida bajo el reinado del Emperador Francisco José I de Austria. Los jardines del palacio se llaman Burggarten y a mí me llamaron mucho la atención tanto por su belleza como por la historias detrás de ellos.
Resulta que cuando las tropas de Napoleon abandonaron Viena en 1809 se exigió que el desorden y caos fuera arreglado. Como parte de ellos, se creo el jardín privado para la familia imperial.
En 1919 recibió un nuevo nombre: Burggarten, haciendo referencia al cambio de monarquia a republica después de la primera guerra mundial.
El jardin ofrece tan vista agradable de todos los sitios histporicos, es una manera agradable de quitarse de encima a toda la multitud de gente y se pueden apreciar algunos monumentos: monumento de Mozart, Emperador Francisco, fuente de Hercules.
La Opera de Vienna fue sin duda uno de los lugares más impresionantes. Para los que no saben, como yo en ese momento, es una de las más importantes compañías de ópera mundiales. Es el centro de la vida musical vienesa y uno de los polos de atracción del mundo musical.
Me impresiono, aunque no sorprendió que durante la Segunda Guerra Mundial, el 12 de marzo de 1945, el edificio sufrió un bombardeo aéreo y posteriormente un incendio que destruyó totalmente el escenario y la sala de espectadores.
La catedral de Vienna, también llamada Stephansdom. Es el símbolo religioso más importante de Viena. Se construyó sobre las ruinas de una iglesia románica dedicada a San Esteban. La catedral está coronada por una gran torre con forma de aguja que esta construida en estilo gótico con 137 metros de altura.
Obviamente es posible verla desde diferentes puntos de la ciudad. Y, aunque quisiera decir que subí los escalones la verdad es que no lo hice. Pero, si puedo decir que el órgano es espectacular y las múltiples capillas que tiene.
Por fin llegue a la Casa de Mozart. Y, entre los años 1784 y 1787, Mozart, vivió junto con su familia en este apartamento de la calle Domgasse. Se pueden conocer datos interesantes sobre los años que pasó Mozart en Viena, los lugares en los que actuaba, quiénes eran sus amigos, su relación con los masones o la gran pasión que tenía por los juegos.
Viena de noche es un encanto
Viena de noche es una encanto. Las calles se llenan de alegría y fiestas, tanto como para jóvenes como para la alta sociedad. Realizan bailes de gala para celebrar días festivos y recordar la maravillosa historia que la convirtió en una de las mejores ciudades del mundo.
Viena no es una ciudad barata, pero siempre es posible ahorrar teniendo en cuenta algunos detalles a la hora de planificar el viaje, elegir el hotel y pensar las visitas que se vayan a realizar.
Creo que todo depende de los lugares que uno quiera visitar. Entonces, es recomendable usar hand e las tarjetas turísticas. Las dos opciones son: vienna pass y vienna card.
El frío que sentí no impidió que recorriera esta maravilla europea. La verdad es que esta ciudad enamora con todo lo que hay en ella.
Me di cuenta de varias cosas. La primera es que Viena es la capital de la música clásica. Ahí nacieron grandes compositores como son Strauss, Beethoven y Mozart. La segunda, Viena es una ciudad romántica lo que hace recomendable viajar acompañado.
Los vieneses, están muy acostumbrados al rigor invernal, y por esto mismo la ciudad permaneze activa incluso en los momentos en los que el clima es más gélido. La ciudad no para de vibrar con actividad.
La nieve y el hielo del invierno dan lugar a una imagen totalmente distinta a lo que se ve durante el verano.
Creo que poca gente se plantea viajar a Viena en invierno ya que las temperaturas llegan muy por debajo de bajo zero. Sin embargo, esos paisajes nevados no dejan de llamarnos la atención.
Sí, el frío es aterrador y se mete por todos los espacios pero eso no es un excusa. Hay que estar abrigados. No es necesario millones de capas, solamente las capas adecuadas. En conclusión, sobran las razones para viajar a Viena: es una de las ciudades más bellas y majestuosas de Europa, con una historia y una cultura incomparable, la cuna de la música y unos palacios de película (literalmente).