¿Por qué perdonar?

¿Por qué perdonar? ¿Por qué si ellos son unos criminales? Éstas son algunas preguntas que se hacen los colombianos al momento de pensar por qué hay que hacer la paz con las FARC. Pero, ¿por qué no? Colombia es un país que ha sufrido durante más de 50 años esta insensata guerra que inició con un propósito que se ha ido perdiendo a través de los años. No digo que haya que perdonar y olvidar, no, pero tal vez sería mejor llegar a este acuerdo y empezar de nuevo.

En muchas ocasiones, cuando alguien habla de Colombia no habla de sus bellos paisajes o sus maravillosas montañas o simplemente la amabilidad de su gente. En cambio, se refieren a temas relacionados con el narcotráfico o la guerrilla. Además, quien habla de esa manera por lo general carga mucho miedo, por eso evita venir aquí, por terror a que los secuestren o lo maten.

Me duele el corazón

A mis 17 años, me duele mucho ver a mi país así. Cada día más me sorprende ver cómo los colombianos en vez de ayudarnos los unos a los otros, preferimos ver sufrir a la mayoría de la población por el beneficio de unos pocos. Cada momento que pasa veo cómo gran parte de los ciudadanos tratan de olvidarse del tema de la paz en nuestro país, pero ¿no sería mejor empezar a trabajar todos unidos y solucionar el problema?

Claramente hay una guerra que esperemos pronto acabe, pero para que esto suceda tiene que haber un acuerdo de unión nacional y por ahora, lamentablemente, no veo esto posible. En vez de ser un país unido, luchando por el bien de todos, prima el interés individual y estamos divididos en distintas opiniones: la del expresidente Álvaro Uribe y la del mandatario Juan Manuel Santos.

Betty Boop © Solkes

El primero está en total desacuerdo con esta idea, considera que la única forma de acabar con la guerra es seguir luchando de manera armada en las selvas colombianas, pero después de 50 años, creo que todos podemos ver que esa no es solución, sino un problema más. El segundo opina lo contrario, considera que es importante hacer la paz y sabe por su propia experiencia que seguir en batalla con las FARC no va a llevar a ninguna parte.

Evidentemente, la historia nos demostró que con una guerra sin sentido no habrá resultados.

No sabemos nada

Betty Boop © Solkes

Cuando se habla de la paz en Colombia, muchos ignoran si se logrará. No sólo podríamos vivir en un país en paz, sino que el gobierno colombiano podría utilizar mucho mejor su presupuesto y no malgastarlo en la guerra.

Si se pudiera invertir mejor el presupuesto se podrían hacer grandes proyectos, como mejorar vías y ayudar a poblaciones de escasos recursos a tener acceso a necesidades básicas, pues en Colombia todavía hay poblaciones que no cuentan con servicio de agua, energía ni alcantarillado. También se podría invertir dinero en educación, para que la educación pública sea de calidad.

Los países más desarrollados en el mundo, como Estados Unidos o Suecia, cuentan con ese derecho.

Para que un país pueda progresar la educación es esencial. ¿Cómo podemos esperar que unos niños sepan que con la guerra no se logra nada si ni siquiera han tenido una clase de historia? Para poder mejorar como sociedad, hay que empezar con las generaciones más pequeñas, y eso se puede lograr a través de la educación.

¿Por qué no perdonar?

El problema no es sólo perdonar y hacer la paz, sino pensar en lo que viene después. ¿Qué pasará con los guerrilleros? ¿acaso lo mismo que ha sucedido con los paramilitares? ¿qué pasará con nosotros los ciudadanos? La solución es compleja, hay que perdonar y dar una oportunidad a todas las personas que han sido rechazados por la sociedad y que sólo conocen una vida: la de la violencia.

Este caso es lamentable pero es la realidad. Nunca se han preguntado ¿cuál es el motivo por el cual los guerrilleros siguen ahí? No voy a decir que éste sea el único motivo, porque seguramente otros pueden no estar de acuerdo, pero a mis ojos es claro que no conocen nada más. Muy probablemente, sus padres también eran guerrilleros y sus abuelos también. Pero además de todo, ¿quiénes somos para juzgarlos si nunca les hemos dado una oportunidad?

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Ellos son campesinos, cuyas tierras han sido invadidas o han tenido que dejarlas para que nuestros soldados y la guerrilla puedan pelear. A ellos nadie les ha dado la oportunidad de estudiar, de practicar un deporte o de vivir una vida plena en familia. Ellos son los hombres y mujeres olvidados de este país.

Para lograr la paz en Colombia no sólo basta un acuerdo con las FARC, también nuestra participación como sociedad. Como dijo el expresidente de Estados Unidos Ronald Reagan, “todo gran cambio en América comienza en la mesa”. Tiene razón. ¿De qué sirve conseguir la paz con las FARC si en nuestros núcleos familiares no la tenemos?

Tenemos que ver cómo podemos cambiar eso, porque para poder ser un país en paz, debemos empezar por casa. Todos los colombianos deberíamos pensar cómo podremos reintegrar a estos guerrilleros pues es un asunto de todos y de cada uno.

Entonces me pregunto ¿Por qué no? ¿Por qué no perdonar? ¿Podemos seguir imaginando a Colombia en el estado en el que está? ¿En el que la gente prefiera viajar al exterior, que dentro del país por miedo al secuestro? Si no hacemos nada al respecto y dejamos que todo siga igual, entonces ¿qué pasará con Colombia? Si no perdonamos, vamos a seguir viviendo en un país con resentimiento y así nunca vamos a poder vivir tranquilos. Así que en vez de pensar ¿Por qué no? Pensemos: ¿Por qué sí?

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