Despertamos pronto para enfrentar nuestros problemas diarios. El trabajo que no rinde, la familia que necesita y pide su atención, el hogar que aguanta apenas unas horas limpio, las cuentas que pagar, el coche que insiste en hacer una rabieta y obligarnos a llevarlo al taller.
Sin olvidar los amigos que quieren salir a tomar, donde dejamos el móvil esta vez? Toca hacer la compra, llevar el niño a la escuela, hacer la comida, regar las plantas y todo eso en tan solo 16 horas!
Hay mucho con qué preocuparse, el grado de dificultad aumenta o disminuye con nuestra situación social y el reloj no ofrece ningún tipo de piedad.
Son los escasos momentos sentados en el sofá, con un libro, revista, las noticias o un blog, donde nos enteramos que no somos los únicos dentro de una burbuja de problemas tan compleja, compuesta por muchas capas que aumentan en dimensión, diversidad y embrollo.
Hoy en día, nuestro espacio privado dedicado a la tranquilidad y reflexión, donde salimos de nuestra burbuja y viajamos mentalmente al mundo exterior y aparentemente lejano, es un privilegio que pocos tienen o dan el debido valor.
Se puede decir que el internet y los medios de comunicación facilitaron el acceso a eventos e información crucial que afectan la vida y el orden social en todo el mundo, algo que posteriormente apenas llegaba a los más afortunados, ahora nos permite a todos formular nuestra opinión sobre tópicos de interés mundial en los tan solo 15 minutos de viaje hacia el trabajo.
Estamos, al contrario del pasado que se caracteriza por la privación de información, abrumados por olas titánicas de números, nombres, imágenes, sonidos y lugares. Nunca antes nuestros tan preciados sentidos habían trabajado tanto para filtrar(o simplemente aceptar) una cantidad tan monstruosa de datos, de los cuales un porcentaje muy bajo tiene algún sentido o significado para nosotros.
¿Pueden entonces, aquellos que se dedican a investigar, a leer más profundamente, a quienes encuentran tiempo de reflexión para formar un argumento más concreto, limpio de influencias externas, mentiras, publicidad y toda la superflua “basura” mediática con la cual somos frecuentemente agobiados, juzgar a la gran parte de la población, que perdida en las marañas de la vida, no invierte un “tic” de su reloj en comprobar si lo que “dicen en la tele/internet” es verdad?
En uno de esos momentos dedicados a mi mismo me dí cuenta hace mucho, que esa crítica no trae progreso o desarrollo positivo hacia el problema, es injusto colocar una carga más en la espalda de quién ya arrastra una piedra de peso considerable montaña arriba.
A menudo escuchamos uno de esos estudios que nos dicen que el cerebro puede tener capacidad infinita, más sin embargo, nuestro tiempo, paciencia y en especial nuestra concentración se agotan fácilmente. Me parece una tarea mucho más noble facilitar la vida de los demás elaborando contenido valioso, compacto, sin segundas intenciones, que estimule el juicio autónomo de quiénes leen, escuchan y/o miran.
La verdad
Cuando la fotografía llegó a las manos del mundo se transformó en una pasión. Conquistó su hogar en el universo del arte por permitir la expresión del artista con abstracciones visuales, pero tenía otra gran ventaja en su favor, una que empieza a perder fuerza en la actualidad.
Mucho más que una pintura, la foto tiene una conexión estricta con la realidad, con la verdad. Cualquier objeto, persona o evento recibe un certificado de existencia al aparecer en una foto. La usamos hasta como una prueba para juzgar a alguien. Al traer con ella la verdad, la foto se ganó nuestro voto de confianza.
Sin hablar la verdad, ya sea por prohibición o por decisión, no podemos establecer un punto de confianza, la base de una cooperación honesta, alimento para la unión social que tanto progreso nos trajo a nuestra civilización. ¿Sin la verdad cómo podríamos relacionarnos con nuestra pareja? con nuestros amigos? con nuestro gobierno? con el mundo? Cómo quitarnos ese ardor de sospecha que nos corrompe la mente y nos envenena el corazón?
Es por creer en la verdad que me relaciono con los demás, que puedo viajar en un avión o cenar en un restaurante sin miedo, que leo las noticias, que voy a votar y que creo en las resoluciones y opiniones que escucho dentro de mi cabeza!
La verdad por sí sola no hace al planeta girar, pero sin ella, reinaría un caos donde la seguridad y la prosperidad no podrían respirar, un espacio envenenado entre el sí y el no. Estarán de acuerdo conmigo en que se trata de un hecho aparentemente simple y fácil de aceptar, entonces porque seguimos mintiendo?
En algún libro leí que el momento clave en nuestra historia fue el nacimiento de nuestra conciencia, ese momento solemne en que el Hombre miró su imagen en el reflejo del agua y se reconoció. En el agua descubrió su apariencia física pero también mental.
Aprendió a detallar sus fuerzas pero también sus debilidades. Lo que le agrada y lo que le hace daño. Entonces vió que los demás le eran iguales, que sufrían por lo mismo y por lo tanto, descubrió cómo hacer daño a su semejante.
De pequeño, escuchando la historia de Adan y Eva, siempre me preguntaba, ¿Por qué Dios los expulsó del Edén? Porque no quería que ganasen el poder de la sabiduría? de distinguir el bien del mal? Ahora en mi adultez encontré una respuesta satisfactoria. No podemos reconocer el bien sin reconocer el mal. No existe uno sin el otro.
La mentira
Todos hemos usado mentiras menores para escapar a un problema, sabemos que cuanto más grande la mentira, peor el enredo. Y bueno…ya sabéis, se atrapa más rápido a un mentiroso que a un cojo.
La mentira es algo ancestral y por eso está muy desarrollada en nuestro sistema consciente. Una buena mentira es como una telaraña, se abre en varias direcciones. Dependiendo del número de presas a capturar necesita mayor o menor tamaño, más o menos nódulos activos por donde dispersarse y más o menos energía a gastar por el depredador.
Hay un número límite de víctimas que el depredador, cazando sólo, puede coger en su tela de mentiras hasta que toda la investida se vuelva en su contra. El buen mentiroso sabe que para atrapar a más víctimas debe convencer a más depredadores menores para que entren en su cazada y así poder alargar su trampa.
La mentira es a menudo usada para el beneficio directo, haciendo se uno pasar por el merecedor de recompensas(objetivas o subjetivas), pero también indirecto, apuntando erróneamente a otros como provocadores del mal, o igualmente como conjurador de la propia mentira.
¿Qué sienten cuando saben que alguien les ha mentido? o Cuando son los últimos en descubrir una gran mentira que todos ya habían descubierto? Además se remata con un: “…pero era obvio!”, o el famoso “… estaba escrito en la cara!”. En esos momentos la percepción que tenemos de la sensación de malestar es tan rápida y fuerte que respondemos de una forma instantánea y muchas veces sin pensar.
El porqué de la mentira
El propósito de la mentira personal puede ser variado, hay muy pocas razones para decir la verdad y 1001 razones para mentir, más sin embargo hay una razón que en la actualidad ha visto un crecimiento en su uso y eficacia.
“El arte supremo de la guerra es subyugar al enemigo sin luchar.” ― Sun Tzu, The Art of War.―
Una mentira es algo difícil de perdonar y puede dejar un espacio imposible de cerrar entre dos personas. Cuando aplicada a larga escala y con suficiente soporte puede causar un rasgo de división en la sociedad, agregandose a las restantes causas de agitación social y en ciertos casos, ser la chispa que empieza una revuelta o guerra.
La división en la sociedad, junto con otros factores como el racismo, desigualdad o crisis económica es al mismo tiempo un potente vehículo de mentiras, calumnias y denigración.
La libertad, los derechos y nuestro respeto como individuos son los beneficios más preciados que obtenemos de nuestra democracia. Como civilización hemos luchado mucho por ellos y seguimos haciéndolo, por nuestros derechos y cuando sea posible por aquellos que no pueden defenderlos. No hace falta buscar mucho para saber quien más sufre en medio de la gran agitación social, es la democracia y de nuestros derechos como ciudadanos.
Sin nuestra dedicación a la verdad como engranaje de nuestro sistema social desechamos un eslabón clave en nuestra cadena de estabilidad y seguridad. Cuando perdemos nuestra confianza en las instituciones que representan la verdad, los hechos pierden su valor y caemos en un pozo de ficciones, teorías nutridas por estímulos emocionales. Creamos incendios de rabia y violencia, sintiéndonos atacados por la diferencia.
La personalidad social del Ser Humano actúa en contra de la propia sociedad, agrupando personas que presentan la misma visión turbia y reductora, un lago de mentes confusas pero de convicciones sorprendentemente fuertes, por una “verdad” que justifican de manera emocional y no mediante hechos.
Nuestro pasado está lleno de alertas, señales, caminos estrechos que creemos ser los correctos, motivados por gente de voz fuerte y astuta, gente que sabe el valor de la verdad y la mentira, que sabe cómo explotar la falta de una o el exceso de la otra. Una situación de incertidumbre en un país puede parecer algo negativo para todos, menos para sus enemigos, los que se aprovechan de su pueblo, de sus recursos y de su conflicto interno.
Diferentes categorías de ficción
Las Naciones del mundo tienen caminos de desarrollo hasta el presente bastante complejos. Monarquías benevolentes o maliciosas han regido sobre sus imperios de manera impuesta, pero hasta el rey gobierna un reino inestable, y se arriesga a revueltas si sus súbditos no confían en su palabra.
Analizando el pasado y presente de los gobiernos autoritarios, dictatoriales o mismo tiranos, fácilmente se observa que la fuerza, represión y la mentira son lo que los mantiene sobre el agua. La segunda guerra mundial no deja esconder los efectos claros de la aplicación de todos esos métodos sobre diferentes sociedades, pero hay que recordar que nuestro pasado se hace del presente.
Según un informe de 2019 del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral , IDEA, una organización formada por 14 países de todo el mundo y que mide el nivel de pluralismo de las instituciones de gobierno en el mundo, un 28% de la población mundial vive bajo una dictadura y otros 15% en un tipo de régimen híbrido.
Las dictaduras de la actualidad mantienen su estatuto por medio de represión de movimientos de libertad y información, la fuerza, la propaganda estatal, noticias falsas y la difamación de sus enemigos. Se dice que una mentira se puede repetir tanto hasta que se hace verdad y ese hecho es una de las bases de la propaganda de un estado autoritario. Expresión populistas cómo: “ Lo que ellos dicen es mentira!”, “Miren como estan mal y sus propios ciudadanos odian vivir allá!”, “Somos inocentes y nos quieren atacar!”, se usan para girar el cuento en su favor.
A nadie le gusta sentirse culpable o sentir sobre ataque su dignidad humana, sus valores y sus creencias. La reacción normal y automática es de defensa. Además sanciones aplicadas por países vecinos con un sentido ético más afilado pueden ser vistas como “ataque externo”.
Gobiernos del Este de Europa no hesitan en usar la libertad de expresión, encapsulada en los derechos homosexuales, cómo si fueran un ataque externo a los valores familiares y religiosos de su población, valores que frecuentemente usan como imagen de su campaña. En ejemplo Bielorusia en el 2012, objeto de sanciones europeas por comentarios anti-gay hechos por su presidente2 , Aleksander Lukaschenko,
“Es mejor ser un dictador que ser gay” – Aleksander Lukashenko, Presidente de Bielorusia
La población, recibiendo información adulterada o siendo privada de ella en su totalidad, sumergidos en una la niebla terrorífica producida por repercusiones violentas del estado, una constante ola de propaganda y una libertad suprimida tienen pocas posiciones disponibles para tomar, en contra de sus gobernantes:
1. Creer en ellos con orgullo, volviéndose adeptos fervorosos del régimen, dejándose llevar por la avalancha de explosion emocional que acompaña la fé en su líder y el odio a su enemigo.
2. Resistir cómo oposición a la opresión, arriesgandose a varios años encarcelado sufriendo tortura, nunca más ver a su país o mismo la muerte. Siempre con la probabilidad de que su voz nunca sea oída por quienes más la necesitan.
3. Reconocer su situación y conformarse, llorando en silencio, en alerta constante y caminando en punta de pies para pasar desapercibido.
Ninguno de los caminos me parece fácil de tomar y el aislamiento es un punto en común entre todos ellos.
Existen varios ejemplos de gobiernos no democráticos para los cuales el término Dictadura es usado abiertamente como clasificación. Según la IDEA, la dictadura en países como Corea del Norte, Suazilandia o Arabia Saudi tiene orígenes antiguas, algunas cuentan su historia desde el inicio del siglo 18, mientras otras, con orígenes recientes, como Venezuela apenas en el 2017 fue clasificada como dictadura por la Institución.
Democracia erosionada
Según el mismo informe del IDEA, 57% de la población mundial vive en una democracia, lo que enseña un crecimiento relativo a 1975, donde tan solo 36% de los regímenes eran democráticos. La democracia representa un desarrollo de la conciencia y voz social, a favor de los derechos humanos, la libertad de expresión, el voto y la igualdad ante la ley. Tan solo es un voto de confianza en el gobierno, pero también a la población que debe expresar su voz votando en representantes y políticas con las cuales se identifican.
Si no creemos en los hechos, aceptamos las opiniones más fervorosas o nos conformamos con las decisiones polémicas sin cuestionarlas, algo que damos por sentado como nuestro derecho a libertad puede deteriorarse muy rápidamente.
Si, hubo un aumento en el número de países democráticos, sin embargo este mismo informe de la IDEA concluye que las últimas décadas se ha visto una mayor erosión de los valores democráticos, principalmente en regiones como América del Norte y Europa, precisamente donde la democracia es más antigua y más fuerte. Se observan cada vez más señales de una reincidente represión de alternativas políticas, libertad de comunicación, religión o movimiento y el declinio de integridad de los medios de comunicación, puntos clave del espacio civil.
Estas democracias, por muchos consideradas ejemplares, sufren ahora presiones fuertes debido al reducido progreso en la lucha contra la corrupción, desigualdad social, prejuicio, independencia judicial o cuestiones demográficas. Factores que tan solo aumentan la tensión social como también demuestran debilidades que pueden ser aprovechadas por sus enemistades.
“El autoritarismo llega no porque la gente diga que lo quiere, sino porque pierde la capacidad de distinguir entre hechos y deseos.” ― Timothy Snyder, The Road to Unfreedom: Russia, Europe, America
Situaciones como la inmigración, el terrorismo fisico y virtual, el espionaje, las armas nucleares, las influencias en el proceso electoral, los lobbys y negócios oscuros, el cambio climático, el patriotismo y/o el nacionalismo, las conspiraciones, los presidentes nefastos o represores con amistades sospechosas son puntos de instabilidad que pueden catalizar fácilmente nuestros instintos de defensa y hacernos recorrir a la violencia, desabilitando nuestra capacidad para razonar y poder tomar la opción correcta para todos.
Estos problemas deben ser discutidos de manera abierta y racional entre todos o serán puertas abiertas a un cataclismo político y social sin precedentes. Mirando hacia la situación mundial en la actualidad, creo que hemos aplazado estos diálogos hasta no poder más y en breve necesitarán una respuesta inmediata. No nos salvará la pasividad. O pensamos en esto en el presente o pelearemos por esto en el futuro.