El medio ambiente es todo lo que nos rodea: plantas, animales, etc. En otras palabras, el espacio en el cual el ser humano interactúa con la naturaleza en mayor o menor grado. La tierra, el tercer planeta que órbita el Sol. Este es nuestro planeta, el único que tenemos, no hay plan B.
Problemas ambientales
Y cuando tratamos esta temática, es importante tener en cuenta que los problemas ambientales siempre han existido.
Sin embargo, en la actualidad nos encontramos con muchos factores que perjudican a todo el planeta. Uno de los factores más críticos es la contaminación puesto que se altera el estado físico y químico de la naturaleza.
La importancia del medio ambiente es hoy en día innegable y esto tiene que ver con el abuso y el desgaste que el ser humano genera de manera cada vez más notoria. Como resultado, hay alteraciones al medio ambiente que afectan, no sólo a otros seres vivos, sino también a sí mismo.
Aunque obtenemos todos nuestros recursos del medio ambiente, seguimos atropellándolo. Tanto así, que en los últimos tiempos el crecimiento de la población mundial a niveles desmedidos y el aumento con ella de las necesidades de alimentos y diversos tipos de recursos ha llevado al ser humano a generar severos daños en el medio ambiente.
Consecuencias del daño
Lentamente todos empezamos a ver las consecuencias del daño. Algunos de ellos son: cambio climático, calentamiento global, enfermedades, extinción de animales, agotamiento de recursos no renovables, la contaminación de cursos de agua o del aire, la generación de gases del famoso efecto invernadero, entre otros.
Hasta el momento, ningún gobierno en el mundo ha sido capaz de tomar medidas drásticas que sean aplicadas al cuidado del medio ambiente, debido a la priorización de los intereses económicos y políticos.
Un ejemplo claro de este comportamiento, es la decisión de los Estados Unidos de dejar de ser un aliado del planeta. Lo que esto quiere decir es que su presidente, Donald Trump, continuando con sus creencias radicales, decidió que el Acuerdo de París en contra del cambio climático no era conveniente para Estados Unidos. Abandonó de esta manera, la lucha ante uno de los más inquietantes desafíos de la humanidad.
Tinta en el papel
Es cierto, existen acuerdos firmados y se llevan a cabo cumbres internacionales. Pero en realidad, no pasan más allá de ser tinta en el papel.
Algunos ejemplos son: el Protocolo de Kioto o el Acuerdo de Paris.
El protocolo de Kioto es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global. El protocolo fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero no entró en vigor hasta el 16 de febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 Estados los que ratificaron el protocolo. Y, lo que no es sorprendente, es que Estados Unidos, el mayor emisor de gases de invernadero mundial, no ha ratificado el protocolo, que finaliza en 2020.
El Acuerdo de Paris fue firmado por 195 países. Es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del Calentamiento Global.
Triste conclusión
Si tanto desinterés por nuestro planeta continúa, nuestro futuro es realmente oscuro y decadente. El no reducir las emisiones tóxicas resultará en mayores niveles de calentamiento, subirán las temperaturas medias, se acelerará el deshielo en los polos y crecerá el nivel del mar.
Hoy en día existe una conciencia cada vez más notoria sobre la relevancia de estas acciones y no sólo los individuos si no también los gobiernos y las empresas han comenzado a desarrollar actividades que tiendan a preservar o a limitar el daño sobre el medio ambiente.
En conclusión, la Tierra se formó hace aproximadamente 4550 millones de años y la vida surgió unos mil millones de años después. Pero nosotros nos estamos encargando de destruir todo, de reducir nuestro hogar en cenizas, de hacer daños tan viscerales que no hay vuelta atrás.