El concepto de hipster ha generado mucha curiosidad en los últimos años, y estamos intentando definir al hipster en este artículo. Son mucho más que un grupo cultural, mucho más que una tendencia o una moda.
Recientemente ha surgido una corriente donde todo el que se considera independiente en algún aspecto de su vida —de pensamiento, en su oficio o profesión, en sus intereses artísticos, culturales o musicales, independiente en sus creencias políticas, en sus intereses por cuidar el medio ambiente y en sus filiaciones de “protesta” bastante particulares— se identifica con este término.
¿Quiénes son?
Son independientes en su manera de vestir, en el tipo de accesorios que utilizan, en la decoración que los caracteriza y en el tipo de diseño que predomina en su vida; se hacen llamar a sí mismos hipsters.

Se ha creado, asimismo, la costumbre de hablar al respecto; todos utilizamos este término a diestra y siniestra y, en muchos casos, no sabemos ni siquiera qué significa. Por eso seguimos intentando definir al hipster en sus múltiples facetas.
Solo sabemos que este término acuña toda una cultura y no se utiliza únicamente para referirse a ciertas personas. La mayoría son jóvenes de cierta edad, de un estrato social específico (en Colombia) y con condiciones que los hacen afines, como ocurre con cualquier grupo.
También lo usamos para referirnos a lugares, espacios, tipos de planes, ambientaciones, modas urbanas, características por vestimenta y accesorios llamativos y coloridos. Sobre todo, se utiliza de manera similar a cómo se han usado términos que han definido generaciones: hippies, punks, yuppies, yunkies, entre otros, para denominar un estilo de vida particular, característico de un momento específico de la historia.
Una subcultura
Los hipsters son una subcultura. En términos sociológicos, significa que no son un grupo cultural predominante, sino que son una propuesta cultural que se desprende de los grupos culturales masivos —mainstream—. Esto indica que desde sus inicios van en contra de la corriente, o mejor aún, crean su propia corriente.
No son propiamente rebeldes, pero sí tienen una sensibilidad diferente y buscan un estilo de vida alternativo en todo sentido. Son independientes, autónomos y liberados en pensamiento y acción, lo que inevitablemente recuerda al movimiento hippie de los años 60.

¿No son acaso los hipsters los hippies de este nuevo siglo? Más bien, son grupos culturales similares en cuanto a que proponen nuevas alternativas y formas de pensamiento que logran dejar un legado en las generaciones que presencian su nacimiento y crecimiento.
Tienen también en común que pretenden ser independientes de todo estereotipo de pensamiento y movimiento. Sus orígenes e ideologías tienden a ser diferentes.
De hecho, los hipsters apoyan mucho su independencia en los medios de comunicación, un elemento bastante criticado por el movimiento hippie, que buscaba vivir alejado de la influencia cultural de estos.

Se autodenominan así para honrar su esencia independiente, porque en los años 40 se usaba el término hip para denominar a músicos que disfrutaban y entendían el jazz independiente.
A esta época se remontan los primeros hipsters. Sin embargo, el concepto ha trascendido con el tiempo y ya no hace referencia únicamente a tendencias musicales por grupos independientes.
Los hipsters actuales han llevado esa independencia mucho más allá: son independientes de pensamiento.
Muchos han escogido como tendencia de vida la independencia laboral y económica, prefiriendo desempeñarse como freelancers o trabajar en campos como publicidad y mercadeo, donde pueden dar rienda suelta a su creatividad.
Por todo esto, seguimos intentando definir al hipster a través de su estilo, sus hábitos y sus espacios de convivencia.
Les gusta un poquito de todo
Son también libres en cuanto a las tendencias de la moda y no se rigen por colores o estilos específicos. Les gusta un poquito de todo y tal vez el único concepto que los define es su interés particular por lo vintage: vestirse y caracterizarse con elementos de otros momentos que habían sido olvidados.
En su imagen personal, suelen adoptar apariencias y looks de estilo vintage. Los hombres, por ejemplo, usan bigotes a los que dedican horas de cuidado y estilización, como los bigotes de los próceres de la patria o de grandes emperadores. Este elemento se ha vuelto un ícono del grupo.

Incluso, este estilo se refleja en materiales gráficos, publicitarios y accesorios femeninos, tal vez como símbolo de independencia de género. No son sexistas ni feministas; creen en ser independientes de cualquier estereotipo, incluyendo la condición de ser hombre o mujer.
Al montar su bicicleta, están libres del tráfico, de restricciones vehiculares y del transporte masivo, conservando su esencia.
Sus lugares de rumba son también “diferentes”, combinando elementos modernos con tendencias vintage.

Tienen un estilo de vida tranquilo y armonioso, evitando consumir productos de marca y combinando elementos y estilos para crear su propio estilo.
Organizan sus propios festivales, ferias independientes de música, arte y diseño. Algunas marcas han diseñado estrategias de mercadeo enfocadas en este grupo, como Hendricks, con sus eventos secretos de degustación y activaciones de marca.
Búsqueda de independencia
Surge la pregunta: si son una subcultura que se aleja de lo mainstream.

¿Por qué consumen productos masivos como los de la manzanita?
¿Por qué sus festivales incluyen a artistas trending y se llenan de hipsters de todas las clases?
¿Por qué, luchando por su independencia, son seguidores e influenciadores de redes sociales?
Todo esto forma parte de su búsqueda de independencia y reafirmación de identidad, que no hace daño a nadie y refleja la mezcla de estilos que proponen.
Por todo lo anterior, podemos seguir intentando definir al hipster, viendo cómo su independencia y estilo se combinan para crear una identidad única.
Los hipsters son mucho más que un grupo cultural o una moda: son un concepto visual, una imagen de marca, interesante, colorida y agradable, que demuestra su capacidad de decisión y su independencia en un mundo donde el criterio propio parece perder relevancia.
 
								

 
								