Entre más viajo, más leo, más pregunto y más respuestas tengo quedo con más dudas y se me hace claro lo poco que en realidad sé sobre el mundo. Lo poco que en realidad sé sobre las distintas realidades a las cuales se enfrentan padres de familia y sus hijos en el mundo entero y en mi país natal, Colombia. En este caso particular hablo sobre las madres o padres comunitarios.
Las personas que se dedican a cuidar a los hijos de otros deberían ser premiadas y celebradas pero no lo son. Trabajan sin cansancio y dan todo de si mismas, se ven enfrentadas a un gobierno que no apoya su labor (estamos hablando del caso colombiano). Se ven enfrentadas a un gobierno indolente que dice que para las madres comunitarias no hay dinero.
En teoría una madre comunitaria debe velar por el bienestar de los niños y niñas tal y como lo haría una madre con sus propios hijos en casa. Ellas deben cuidar y proteger a los menores que provienen de familias de escasos recursos y que necesitan ser cuidados por alguien mientras sus padres se encuentran trabajando o apoyarlos en caso de encontrarse en situación de desempleo, desplazamiento etc.
Madres Comunitarias en Colombia
Lo primero es definir que hacen. Ellas son personas responsables por el cuidado de los niños y las niñas de primera infancia del programa de Hogares Comunitarios de Bienestar Familiar.
Son personas reconocidas en la comunidad por su solidaridad, convivencia y compromiso con el desarrollo de los niños, niñas y sus familias. Este programa nació en 1986 y se reglamentó en 1989.
Hay 69.000 Madres Comunitarias en Colombia. Me encanta saber que dentro de ellas hay algunos padres comunitarios. Ellas atienden 1 millón 77 mil niños y niñas en la modalidad comunitaria de la educación inicial, a través del servicio de hogares comunitarios en todas sus formas:
Hogares Comunitarios de Bienestar HCB- Tradicional: cuando una madre comunitaria, en su casa, abre un espacio para atender entre 12 y 14 niños.
Hogares Comunitarios de Bienestar FAMI: se encargan de atender a las madres gestantes y lactantes, y a los niños hasta dos años, enseñándoles a las familias buenas prácticas de cuidado y crianza.
Hogares Comunitarios de Bienestar Agrupados: se organizan en grupos hasta de 4 HCB tradicionales, en una infraestructura que generalmente es propiedad del municipio. Atienden a los niños en espacios más grandes y mejor adecuados.
Tuve el inmenso placer de estar en contacto con una de las muchas madres comunitarias en Colombia. Sin quererlo empece a preguntar y este es el resultado.
La primera infancia
La infancia, es la etapa que más influencia tiene en nuestra vida. En ella se sientan las bases de lo que más adelante seremos como adultos.
Es el momento de nuestra vida en que, nos apropiamos del lenguaje y de los códigos sociales con los que convivimos.
La familia juega un papel determinante en el desarrollo integral de todos los menores. Durante la primera infancia se construyen vínculos afectivos.
Además de que el desarrollo infantil integral a través de entorno enriquecidos, seguros y protegidos, hacen parte de los derechos de los niños.
La primera infancia se define como un periodo que va del nacimiento a los ocho años de edad, y constituye un momento único del crecimiento en que el cerebro se desarrolla notablemente.
Durante esta etapa, los niños reciben una mayor influencia de sus entornos y contextos.
Las experiencias vividas por los niños durante estos años influyen significativamente en sus posibilidades futuras.
Estudios provenientes de diferentes disciplinas demuestran que estos años son fundamentales para el desarrollo físico, social y cognitivo.
Durante este período los niños adquieren las habilidades para pensar, hablar, aprender, razonar e interactuar con otros.
La educación inicial contribuye además a reducir la pobreza y la desigualdad.
Así mismo, debe fomentar en los niños y niñas experiencias que estimulen su desarrollo personal completo.
Los menores de familias de escasos recursos que tienen acceso a una educación inicial de buena calidad ven compensadas varias carencias en el presente y hacia futuro.
Paso a paso
Alcira Fruviño Muñoz nació en el departamento del Meta pero vive en la Calera, Cundinamarca. Se fue como desplazada por la violencia. Me cuenta que le mataron a su hermano y a dos sobrinos. También perdieron todas sus posesiones. Tiene seis hijos (tres mujeres y tres hombres) y en total trece nietos.
En los fines de semana trabaja en una casa y entre semana es madre comunitaria. Pero, todo empezó hace veintiséis años cuando hizo un remplazo durante tres meses. Pronto se dio cuenta de la gran necesidad que tenían las madres que necesitaban ayuda para cuidar a sus hijos.
En ese momento se ganaba un sueldo llamado Beca (18 pesos). Esto era equivalente a un cuarto del sueldo mínimo. Vale la pena aclarar que esa cantidad era lo que se ganaba una madre comunitaria hasta el año 2014.
Laura Viera Abadía: ¿Qué cambio en el 2014?
Alcira Fruviño Muñoz: Lo que cambio fue que pasamos de recibir 340 mil pesos (aproximadamente 98 USD) ha recibir un salario mínimo. También nos pagaron seguro y desde ese momento se cotiza para la pensión. No nos dan subsidio de transporte.
Entrando en detalle, el artículo 36 de la Ley 1602 de 2012 establece que a partir del 2014, todas las madres comunitarias deberán estar contratadas laboralmente por las entidades administradoras del Programa de Hogares Comunitarios de Bienestar y devengarán un salario mínimo o el equivalente al número de días trabajados durante el mes.
Sin embargo, antes de esta fecha, el Bienestar Familiar no reconocía que existiera un contrato realidad con ellas. Y de hecho varias sentencias de la Corte se habían negado a reconocerlo.
Depende de quien lo vea
Que una madre comunitaria tenga un contrato laboral tiene varias ventajas. Ventajas como la garantía del salario mínimo, jornadas laborales no superiores al máximo establecido por la Ley, pago de las prestaciones sociales, reconocimiento de los descansos remunerados y la afiliación al Sistema Integral de Seguridad Social.
Pero, estamos hablando de una labor social. Esto quiere decir que hay una infinidad de problemas y retos a los cuales se ven enfrentados.
Solo por nombrar uno de ellos, en noviembre de 2016, la Corte Constitucional le ordenó al ICBF pagar la pensión de 106 madres comunitarias.
Después de recibir decenas de tutelas, el alto tribunal reconoció que las madres sí sostenían un contrato laboral con el ICBF. El Instituto les estaba vulnerando, “sus derechos a la igualdad, la seguridad social, la dignidad humana, el mínimo vital y al trabajo” (así lo expuso la Corte Constitucional).
A pesar de que esta labor es remunerada actualmente con el salario mínimo legal vigente y con todas sus prestaciones de ley, debería ser reconocida esta profesión por parte del Estado y la misma sociedad.
Debería ser así ya que no solo se está prestando un servicio que es pagado, sino que se está aportando solución a conflictos que envuelven la vida de muchos infantes.
Su trabajo
Su trabajo como madre comunitaria consiste en enseñarles a los niños y niñas todo lo que significa la primera infancia. Desarrollar valores, motricidad fina y gruesa, desarrollo físico, cognitiva, corporal. Les enseña a comer, a que dejen el pañal e ir al baño. Esta dedicada a los niños todo el día.
Trabaja largas horas, en un ambiente exigente pero enriquecedor. Tiene un horario de 6:00 am hasta las 4:30 de la tarde de Lunes a Viernes. Prepara desayunos, comidas, cambia pañales, les enseña a comer, a jugar, a compartir. Es cocinera, maestra y psicóloga.
Debe hacer carpetas individuales de cada niño con su respectiva documentación. Entregar informes al ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) todos los días y en todo momento cumplir con las exigencias de los operadores que son los intermediarios del ICBF. También realiza capacitaciones a padres.
Laura Viera Abadía: ¿En qué tipo de hogares trabaja como madre comunitaria?
Alcira Fruviño Muñoz: Trabajo en un HCB Comunitario. Tengo a mi cargo a veinte niños entre los quince meses hasta los cinco años y 11 meses.
Alcira me comenta que lo difícil es tener que usar de su sueldo de nuestro sueldo para el combustible, pagar servicios o aportar para complementar la alimentación de los niños ya que nos envían muy poco mercado. Lo más fácil, es un concepto que o existe. Solo el amor a los niños y nada más.
Los retos
Cuando Alcira se inicio como madre comunitaria ano era bachiller, lo valido. Luego estudió un técnico en el Sena y se especializó en primera infancia.
Como no ha ganado suficiente no ha podido comprar casa propia y vivir del arriendo es durísimo. Además de apoyar a sus seis hijos.
Ella, trabaja por el amor a los niños. Por su entrega total a ellos. Es consciente de que son niños de bajos recursos y que muchas veces les falta afecto, amor, algunos no tienen padre, otros son desplazados. Ellos necesitan un apoyo, una mano amiga y Alcira se los brinda.
Me deja muy en claro que aunque sabe que es un trabajo complicado, lleno de retos y en ocasiones dolor la satisfacción de ayudar a los niños es inmensa.
Sin duda alguna, lo más difícil de este trabajo, cree, es lidiar con los padres y funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Concluyendo
Pueden ser madres comunitarias las personas que hayan estudiado primera infancia. Anteriormente solo se necesitaba tener carisma con los niños pero ahora no. Es necesario que haya empatía, ser personas responsables y cariñosas.
Ella se ha dedicado a los menores durante toad su vida. Lo ha hecho por amor y sin esperar nada a cambio. La poca cantidad de dinero que ha ganado ha sido sagrada para apoyar a su familia. Para darle gusto y educación a mis hijos. Es una mujer inspiradora, llena de lucha, fortaleza, humildad, entrega y esperanza. Ella se siente feliz en medio de las necesidades.
En una sociedad en la que se vulneran los derechos de los menores a diario, es necesario encontrar a personas que dediquen su vida a brindar, amor, educación, guía y dedicación a estos pequeños.
Si criar a un hijo es una tarea compleja, cuidar a los hijos de otros parece ser imposible. Pero, hay mujeres que lo han logrado. Por más problemas y dificultades a los que Alcira se ha visto enfrentada, el amor por los niños le demostró que su misión de vida era ayudarles.