Protegiendo los tesoros natuales

La organización ambiental más grande del mundo, The Nature Conservancy (TNC), ha sido un guardián de la naturaleza durante más de 70 años. Fundada en 1951, el grupo fue inicialmente impulsado por una misión simple: proteger la tierra y el agua de las que depende la vida. Hoy en día, TNC opera en 79 países y territorios, incluida una presencia significativa en América Latina.

La Historia

Todo comenzó hace algunas décadas cuando unos pocos científicos y naturalistas reconocieron la necesidad de preservar ecosistemas amenazados por el desarrollo y la expansión industrial.

Creían en la conservación a través de acciones tangibles, comprando y salvaguardando tierras para las generaciones futuras. Con el tiempo, esto evolucionó hasta convertirse en una organización global robusta que se centra en estrategias basadas en la ciencia, la colaboración con las comunidades locales y la influencia en políticas para proteger los recursos naturales.

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La organización entendió que la conservación de regiones como la selva amazónica o los Andes era crucial no solo para la fauna local, sino para el planeta en su conjunto.

Desde la década de 1980, The Nature Conservancy (TNC) ha cambiado significativamente su enfoque, alcance e impacto. Estos cambios reflejan la naturaleza en evolución de los desafíos ambientales y la necesidad de soluciones más colaborativas y a gran escala.

En sus primeros años, The Nature Conservancy (TNC) se centró en la conservación local, principalmente comprando terrenos en los Estados Unidos para proteger ecosistemas vulnerables.

Sin embargo, para la década de 1980, la organización se dio cuenta de que preservar la biodiversidad requería más que simplemente reservar parcelas individuales de tierra. El alcance de la misión de TNC se amplió dramáticamente, pasando de centrarse en pequeños proyectos de conservación localizados a esfuerzos internacionales a gran escala.

TNC comenzó a extender su alcance más allá de los Estados Unidos de América. Se centró en regiones ricas en biodiversidad pero amenazadas por la deforestación, la expansión agrícola y el desarrollo industrial. Así, América Latina, hogar de la selva amazónica, los Andes y algunos de los entornos marinos más diversos, se convirtió en una zona clave de enfoque.

En sus primeros años, la estrategia principal de TNC era comprar y gestionar tierras para proteger los hábitats naturales. Si bien esto sigue siendo una parte central de su misión, la organización ahora pone más énfasis en la colaboración con gobiernos, pueblos indígenas, comunidades locales y el sector privado. Este cambio permite esfuerzos de conservación más amplios que van más allá de la propiedad y la adquisición de tierras.

TNC ha trabajado cada vez más con empresas privadas y gobiernos para implementar proyectos de conservación a gran escala. Al alinear los objetivos ambientales con los intereses económicos, la organización ha protegido con éxito hábitats críticos mientras promueve el desarrollo sostenible.

También han reconocido la importancia de involucrar a los grupos indígenas en los esfuerzos de conservación. Los pueblos indígenas a menudo tienen un conocimiento profundo de las prácticas sostenibles de manejo de la tierra, y TNC trabaja estrechamente con estas comunidades para proteger sus tierras, al tiempo que apoya sus tradiciones culturales y medios de vida.

Un refugio para la biodiversidad

América Latina alberga algunos de los ecosistemas más diversos del mundo. Desde la vasta selva amazónica hasta las cordilleras de los Andes y los arrecifes de coral del Caribe, la región proporciona hábitats para innumerables especies de plantas y animales, muchas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar. Sin embargo, las amenazas son muchas: la deforestación, el cambio climático y la agricultura no regulada ejercen una gran presión sobre estos entornos.

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América Latina contiene algunas de las áreas más biodiversas del planeta, incluidas la selva amazónica, las montañas de los Andes y vastos ecosistemas marinos en el Caribe y el Pacífico. Estas regiones albergan innumerables especies de plantas y animales, muchas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Solo el Amazonas alberga aproximadamente el 10% de todas las especies conocidas del planeta, lo que lo convierte en una área esencial para la conservación de la biodiversidad global.

Sin embargo, muchos de estos ecosistemas están bajo amenaza severa debido a la deforestación, la destrucción del hábitat, la contaminación y las prácticas agrícolas no sostenibles. La pérdida de estos hábitats no solo resultaría en un declive significativo en la biodiversidad, sino que también interrumpiría servicios ecosistémicos como la polinización, la purificación del agua y la regulación del clima. Los esfuerzos de The Nature Conservancy para proteger estas regiones aseguran la supervivencia de miles de especies, contribuyendo a la salud general del planeta.

Deforestación
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América Latina desempeña un papel vital en la lucha global contra el cambio climático. La selva amazónica, a menudo referida como los “pulmones de la Tierra”, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), lo que la convierte en uno de los sumideros de carbono naturales más significativos del mundo. Su deforestación, por otro lado, contribuye al aumento de las emisiones de CO2 y acelera el calentamiento global.

El trabajo de TNC en la protección de los bosques, la restauración de tierras degradadas y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles en América Latina ayuda a reducir la deforestación y mantener la capacidad de estos ecosistemas para absorber carbono. Este trabajo es crucial para la regulación climática global y para lograr los objetivos establecidos en acuerdos climáticos internacionales como el Acuerdo de París.

La región incluye algunas de las cuencas hidrográficas más importantes del mundo, como las cuencas de los ríos Amazonas y Magdalena, que sustentan el agua potable, la agricultura y la producción de energía. Sin embargo, estas fuentes de agua están cada vez más amenazadas por la contaminación, el uso excesivo y los cambios en los patrones climáticos, lo que lleva a la escasez de agua y a la degradación de su calidad.

Las economías latinoamericanas dependen en gran medida de los recursos naturales, en particular de la agricultura, la minería y la pesca. Sin embargo, las prácticas no sostenibles en estos sectores pueden conducir a la degradación ambiental, amenazando tanto la economía como el bienestar de las poblaciones locales. Por ejemplo, la deforestación para la agricultura es un problema significativo en Brasil, mientras que la sobrepesca y la destrucción del hábitat amenazan los ecosistemas marinos en el Caribe.

La salud de los ecosistemas de América Latina tiene implicaciones directas para el resto del mundo. Proteger la selva amazónica, por ejemplo, no solo ayuda a los países latinoamericanos a mitigar el cambio climático, sino que también tiene consecuencias globales para el clima y la biodiversidad. De manera similar, la conservación de áreas marinas en el Caribe ayuda a proteger especies y ecosistemas que son críticos para la salud global de los océanos.

El trabajo de TNC en América Latina representa un frente crítico en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Al centrarse en esta región, TNC está haciendo una contribución significativa a los esfuerzos de conservación global y asegurando que los recursos naturales del mundo estén protegidos para las generaciones futuras.

El trabajo que llevan a cabo en América Latina es crucial porque los ecosistemas de la región son vitales para la salud del planeta. Desde la protección de la biodiversidad y la regulación del clima hasta la garantía de la seguridad hídrica y la promoción del desarrollo sostenible, los esfuerzos de TNC en la región tienen impactos de gran alcance. A medida que el cambio climático se acelera y los desafíos ambientales crecen, el trabajo de TNC en América Latina se vuelve aún más esencial, tanto para la región en sí como para la comunidad global.

El trabajo en América Latina es extenso e incluye proyectos de conservación forestal, protección de aguas dulces, restauración marina y agricultura sostenible. Al asociarse con gobiernos, comunidades indígenas y grupos locales, TNC implementa prácticas sostenibles mientras crea áreas protegidas.

Su trabajo en Colombia

Colombia alberga partes de la selva amazónica, los bosques nublados andinos y las selvas tropicales del Chocó-Darién, algunas de las regiones más biodiversas del planeta. Sin embargo, la deforestación, la tala ilegal y la conversión de tierras para la agricultura son amenazas significativas para estos bosques y las especies que albergan.

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La Amazonía colombiana es parte de la cuenca amazónica más amplia, crucial para la regulación climática y la biodiversidad. The Nature Conservancy (TNC) trabaja para proteger grandes extensiones de la selva amazónica en Colombia a través de diversas iniciativas.

Ellos colaboran con gobiernos locales, comunidades e indígenas para implementar políticas de conservación y reducir la deforestación en la Amazonía. Este programa se enfoca en la restauración de tierras degradadas, la promoción de la agroforestería y la oferta de alternativas a la tala ilegal.

Por otro lado, los pueblos indígenas son administradores vitales de los bosques colombianos, gestionando vastas áreas de la Amazonía. TNC apoya los derechos sobre la tierra de los indígenas y trabaja estrechamente con las comunidades indígenas para proteger sus territorios de actividades ilegales como la tala y la minería. Estas alianzas garantizan que los bosques se mantengan intactos y que los conocimientos tradicionales se integren en las estrategias de conservación.

El corredor Andes-Amazonas es una región ecológica vital que conecta la cordillera de los Andes con la selva amazónica, permitiendo que las especies migren y los ecosistemas prosperen. Sin embargo, está bajo una amenaza creciente debido a la agricultura, el desarrollo de infraestructura y el cambio climático.

El trabajo de TNC aquí se enfoca en la creación de corredores protegidos que enlazan hábitats fragmentados, permitiendo que la vida silvestre se desplace entre diferentes ecosistemas. Esta restauración de corredores ayuda a garantizar la supervivencia de especies que dependen de diferentes elevaciones y tipos de bosques, aumentando la resiliencia de la biodiversidad frente al cambio climático.

La cuenca del río Magdalena, que fluye hacia el norte unos 1,528 kilómetros, es la cuenca hidrográfica más importante de Colombia, suministrando agua a más del 80% de la población y apoyando la agricultura y la industria. Sin embargo, las prácticas agrícolas insostenibles han degradado la salud del río.

Río Magdalena en Colombia
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TNC lanzó el proyecto “Agua por la Vida” para promover la agricultura sostenible y restaurar los hábitats naturales a lo largo de la cuenca del río. El proyecto trabaja con agricultores para adoptar prácticas de conservación del suelo y del agua, como la creación de barreras naturales a lo largo de las riberas, la reducción del uso de pesticidas y la plantación de árboles nativos. Estos esfuerzos ayudan a mejorar la calidad del agua, manteniendo al mismo tiempo la productividad agrícola. A través de este trabajo, TNC pretende garantizar que las futuras generaciones puedan beneficiarse de los recursos del río sin comprometer la salud del ecosistema.

El agua es un recurso crítico en Colombia, no solo para las personas, sino también para la agricultura, la industria y la producción de energía hidroeléctrica. Sin embargo, las fuentes de agua en Colombia están cada vez más amenazadas por la deforestación, la contaminación y el uso excesivo.

La iniciativa de Fondos de Agua desempeña un papel importante en la garantía de la seguridad hídrica a largo plazo, invirtiendo en la protección y restauración de cuencas hidrográficas que suministran agua a poblaciones urbanas y rurales.

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TNC ha establecido varios Fondos de Agua en Colombia, especialmente en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali. Estos Fondos de Agua reúnen a empresas, gobiernos y comunidades para financiar proyectos de conservación que protejan las fuentes de agua. Los fondos se enfocan en la restauración de tierras degradadas, la mejora de las prácticas de manejo de la tierra y la protección de cuencas hidrográficas clave que suministran agua limpia y confiable a millones de colombianos.

En Bogotá, el Fondo de Agua Somos ayuda a garantizar el suministro de agua de la ciudad protegiendo los páramos de Chingaza y Sumapaz, ecosistemas de gran altitud que almacenan y regulan el agua. TNC trabaja con agricultores en los páramos para adoptar prácticas agrícolas sostenibles que reduzcan la contaminación del agua y la erosión, ayudando a proteger el suministro de agua para los 7 millones de habitantes de Bogotá.

En Cali, el Fondo Agua por la Vida y la Sostenibilidad se enfoca en la restauración de tierras degradadas en la cuenca del río Cauca, que proporciona agua a la ciudad y a las áreas agrícolas circundantes. Esta iniciativa también involucra a las comunidades locales en los esfuerzos de conservación, promoviendo el manejo sostenible de la tierra y la reforestación para mejorar la calidad y disponibilidad del agua.

Otro problema es que la ganadería es un contribuyente importante a la deforestación, especialmente en la Amazonía. A través del Programa de Ganadería Sostenible, TNC promueve el uso de sistemas silvopastoriles, que integran árboles, arbustos y pastizales en la misma tierra. Estos sistemas mejoran la salud del suelo, aumentan la biodiversidad y reducen la necesidad de despejar más bosque para el pastoreo.

En la región de la Orinoquía, TNC se asocia con grandes empresas agrícolas y ganaderos locales para implementar estas prácticas sostenibles. El objetivo es crear un equilibrio entre la agricultura productiva y la conservación forestal, permitiendo que la industria ganadera de Colombia crezca sin degradar aún más la Amazonía.

TNC está trabajando para restaurar áreas deforestadas y degradadas en las regiones amazónicas y andinas de Colombia a través de proyectos de reforestación. Al plantar árboles nativos, TNC ayuda a reconstruir ecosistemas que almacenan carbono, apoyan la biodiversidad y proporcionan servicios ecosistémicos críticos, como la filtración de agua. Estos esfuerzos de restauración también brindan a las comunidades locales oportunidades de empleo y medios de vida sostenibles, creando un impacto económico positivo.

El trabajo de **The Nature Conservancy** en Colombia es multifacético, abordando algunos de los desafíos ambientales más urgentes del país mientras promueve el desarrollo sostenible y empodera a las comunidades locales. Con la biodiversidad y los ecosistemas de Colombia desempeñando un papel crítico en los esfuerzos globales de conservación y clima, las iniciativas de TNC en el país contribuyen tanto a los objetivos de sostenibilidad nacionales como globales.

Preservando el Agua en México

México enfrenta desafíos ambientales únicos, especialmente en lo que respecta a los recursos hídricos.

En respuesta, lanzaron iniciativas de fondos de agua para proteger y restaurar las fuentes de agua dulce en regiones clave como la Ciudad de México y Monterrey. Estos fondos de agua reúnen a empresas, gobiernos y la sociedad civil para financiar proyectos de conservación que protejan cuencas vitales.

Uno de los proyectos exitosos es el Fondo de Agua del Río Verde en Monterrey. A través de esta iniciativa, TNC trabaja con agricultores y ganaderos locales para reducir la erosión y restaurar los ecosistemas fluviales. Estas acciones mejoran la calidad del agua y garantizan que las comunidades río abajo tengan acceso confiable a agua limpia.

Este fondo se estableció en 2013. Está diseñado para proteger y gestionar las fuentes de agua que suministran más del 60% del agua potable de la ciudad, proveniente principalmente de la cuenca del Río San Juan. Esta área ha enfrentado una degradación ambiental significativa debido a la deforestación, la erosión y la rápida urbanización, lo que ha generado escasez de agua y un aumento en el riesgo de inundaciones.

El fondo se centra en varios puntos clave:

** Implementar soluciones basadas en la naturaleza, como la reforestación, para gestionar el flujo de agua y reducir el riesgo de inundaciones, especialmente durante lluvias intensas y huracanes.

** Mejorar la absorción natural del agua de lluvia para recargar los acuíferos y mantener el suministro de agua durante las sequías.

** Educar a las comunidades locales sobre la conservación del agua y las prácticas de gestión sostenible.

** Trabajar para aumentar los fondos de programas federales que apoyen la protección de las cuencas.

Su impacto a largo plazo incluye una mayor seguridad hídrica para los 4 millones de habitantes de Monterrey, así como la gestión de inundaciones y la restauración de ecosistemas.

Rehabilitación de Arrecifes de Coral en el Caribe

Los arrecifes de coral, que son cruciales para la biodiversidad marina y la protección costera, están bajo seria amenaza en el Caribe. El aumento de las temperaturas del mar, la contaminación y las prácticas pesqueras insostenibles han llevado a la degradación de estos ecosistemas.

La organización ha sido un actor clave en la protección de los arrecifes de coral en todo el Caribe, liderando esfuerzos innovadores de conservación para salvaguardar estos ecosistemas de los efectos del cambio climático, la contaminación y otras amenazas.

Coral
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Una de las principales iniciativas son los Coral Innovation Hubs establecidos en países como Las Bahamas, las Islas Vírgenes de EE.UU. y la República Dominicana.

Características clave de los Coral Hubs:

** Los viveros de coral juegan un papel central en la restauración de los arrecifes. Los científicos cultivan fragmentos de especies de coral en peligro, como el coral cuerno de ciervo y el cuerno de alce, en entornos controlados antes de reintroducirlos en arrecifes dañados.

** Emplean técnicas innovadoras, como la reproducción sexual asistida de corales, para criar embriones de coral en laboratorios.

** Los estudiantes locales, investigadores y comunidades están fuertemente involucrados a través de programas educativos.

** Los hubs también involucran a las comunidades locales y estudiantes en la conservación de corales, brindando educación práctica y concienciación sobre los ecosistemas de los arrecifes.

** TNC está implementando proyectos de resiliencia climática en toda la región.

Además de la restauración, TNC ha desarrollado mapas de alta resolución de los arrecifes de coral utilizando tecnología satelital y de drones, que cubren casi un millón de millas cuadradas del Caribe. Estos mapas son vitales para identificar áreas con mayor riesgo debido al cambio climático y guiar los esfuerzos de conservación que priorizan los arrecifes con más probabilidades de sobrevivir.

Las iniciativas de TNC para los arrecifes de coral tienen un impacto más amplio que la restauración ecológica. Los arrecifes de coral desempeñan un papel crucial en la protección de las comunidades costeras al absorber hasta el 97% de la energía de las olas, lo que ayuda a reducir el daño causado por tormentas y el aumento del nivel del mar. Al restaurar los arrecifes, fortalecen la resiliencia de estas comunidades frente al cambio climático.

Transición hacia un Futuro Sostenible

Como todos sabemos, la transición hacia un futuro sostenible no es una tarea fácil. Este cambio incluye iniciativas centradas en la adaptación climática, la gestión sostenible de tierras y océanos, y soluciones basadas en la naturaleza que buscan tanto la estabilidad económica como la biodiversidad.

De cara al futuro, los esfuerzos de The Nature Conservancy (TNC) en América Latina siguen enfocados en construir un futuro sostenible para las personas y la naturaleza.

Coral and fish
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Sus proyectos están promoviendo la energía renovable, la agricultura sostenible y la restauración de paisajes naturales. A medida que los efectos del cambio climático se intensifican, estas iniciativas son más cruciales que nunca.

Además, las alianzas de TNC con las comunidades indígenas han sido fundamentales. Los pueblos indígenas gestionan aproximadamente el 25% de la superficie terrestre mundial, y su conocimiento de las prácticas de manejo sostenible de la tierra es esencial para la conservación a largo plazo. Al empoderar a estas comunidades, TNC está ayudando a garantizar que los ecosistemas locales se mantengan resilientes.

La organización utiliza ciencia avanzada e innovaciones tecnológicas, como la cartografía de hábitats de alta resolución y los modelos de refugios climáticos, para guiar los esfuerzos de conservación en áreas que tienen mayores probabilidades de sobrevivir a los impactos climáticos.

Empoderan a las poblaciones locales al incorporar conocimientos tradicionales y ofrecer educación práctica en prácticas de conservación. En el Caribe, los Coral Innovation Hubs de TNC involucran a estudiantes locales en proyectos de restauración de corales, otorgando a las comunidades la responsabilidad sobre la salud de sus ecosistemas.

Conclusión

Desde el Amazonas hasta el Caribe, el trabajo de The Nature Conservancy (TNC) en América Latina es un claro ejemplo de cómo la conservación ambiental y el desarrollo comunitario pueden ir de la mano, convirtiéndose en un modelo a seguir en todo el mundo.

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A través de soluciones innovadoras, alianzas estratégicas y un firme compromiso con la ciencia, la organización lidera iniciativas para proteger los recursos naturales más valiosos del planeta.

De esta manera se asegura una conservación efectiva y aseguran su protección para las generaciones futuras.

Cuando la ciencia, la participación comunitaria y la defensa de políticas públicas se combinan, se construyen las bases para un futuro sostenible que beneficia tanto a las personas como a la naturaleza.

Su enfoque integral no solo responde a la urgente necesidad de combatir el cambio climático, sino que también impulsa la biodiversidad y genera oportunidades económicas en diversas regiones del mundo.

Iniciativas como la reforestación del Amazonas, la restauración de arrecifes de coral en el Caribe y la protección de cuencas hidrográficas en los Andes reflejan su impacto positivo a gran escala.

Los recursos del planeta nunca habían estado tan amenazados como ahora, pero el trabajo de organizaciones como TNC nos da razones para ser optimistas. Su labor nos recuerda que la conservación es una responsabilidad compartida y que, con compromiso y colaboración, es posible lograr un equilibrio entre el progreso humano y la protección del medio ambiente.

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